Messi lleva 384 días sin sufrir una lesión muscular





Entre ceja y ceja, como siempre, el marco contrario. Pero esta vez no alcanza a internarse en el área. Nota un pinchazo en la parte posterior del muslo izquierdo, se frena en seco, se echa las manos a la cabeza, se quita con rabia la cinta del pelo y se desploma sobre el césped. Messi llora, se ha vuelto a romper. Nada alivia su dolor, ni el apoyo de sus compañeros que corren prestos a consolarlo. El argentino abandona el terreno de juego entre lágrimas. Estará seis semanas de baja.

El parte médico habla de una rotura del bíceps femoral de la pierna izquierda, la misma que le mantuvo fuera de las canchas entre diciembre y enero -tres meses antes- después de notar un primer pinchazo en el encuentro de Liga que los azulgranas disputaron contra el Valencia en Mestalla. Esa fue la última vez que el 'crack' se lesionó. Y de eso ya hace 384 días. Desde que Pep Guardiola está al mando, todo está mucho más controlado: los hábitos alimenticios, la hidratación, el descanso, los ejercicios de prevención que cada jugador realiza de forma individualizada dos veces por semana... todo está calculado al milímetro.

Messi lo sabe bien. Como Márquez e Iniesta, jugadores propensos a sufrir roturas musculares, es el primero en pasar, 24 horas antes de cada partido, por la 'OmegaWave', una máquina que mide la fatiga muscular y, por lo tanto, el riesgo de lesionarse. Al de Rosario, la 'maquinita' este año parece darle siempre luz verde para jugar. El delantero del Barça sólo ha aparecido en una ocasión en el parte de lesionados. Fue tras un entrenamiento el 21 de octubre pasado. "Leo Messi acabó el entrenamiento de esta mañana con molestias en el cuádriceps de la pierna derecha. Después de realizarle diferentes pruebas se ha descartado una lesión muscular", rezaba el comunicado. Guardiola dice que no le preocupa la sobrecarga de partidos que lleva su pupilo, que lo único que le importa es verlo feliz -el estado anímico incide significativamente en el riesgo de lesionarse- y que el físico del punta argentino es mucho más resistente de lo que la gente se cree.

Pese a todo, el técnico del conjunto azulgrana nunca le había hecho jugar más de tres partidos seguidos de titular, hasta ayer. Ante el Málaga, Messi encadenó sin problemas -golazo de 'crack' incluido- su cuarto encuentro saliendo de inicio. Su amplio historial de lesiones parece haber quedado atrás, como la fractura del quinto metatarsiano del pie izquierdo en un partido contra el Zaragoza que le tuvo tres meses de baja (temporada 2006-07) o la rotura de cinco centímetros que sufrió en el bíceps femoral de la pierna derecha en un Barça-Chelsea de octavos de final de la 'Champions'que le dejó sin jugar la recta final de este torneo el año en que los catalanes conquistaron su segunda Copa de Europa (temporada 2005-06).


Guardiola seguirá dosificando a Messi, dejando que sea feliz, controlando sus hábitos y obligándole a pasar por 'la máquina de la verdad' -sobrenombre con el que la plantilla se refiere a la 'OmegaWave'- para evitar cualquier tipo de riesgo. Seguramente un día u otro volverá a romperse, porque los milagros no existen y las lesiones, lamentablemente, forman parte del fútbol, pero el internacional argentino ya sabe, por fin, qué se siente cuando te pasas un año sin acercarte por la enfermería.