La desfachatez del Barcelona

Alucinantes lloros de los azulgranas





Resulta que en el partido del sábado pasado en El Coliseum el técnico del Barcelona se quejó amargamente de la actuación de Turienzo Álvarez. Dicho numerito en la sala de prensa lo formó por un supuesto penalti de Mario a Messi en el que se ve claramente como el argentino se deja caer cuando siente un mínimo contacto por parte del defensa azulón. Patético.

“Uno de mis lemas que estoy siguiendo a rajatabla es no hablar de la labor arbitral, pero eso no significa que no me dé cuenta de lo que está pasando. El penalti a Messi ha sido claro, demasiado claro. Nosotros también nos jugamos mucho, no sólo el Real Madrid. No me gustaría que por el hecho de no hablar de los árbitros ni quejarnos de su trabajo haga creer que no nos damos cuenta de lo que sucede”, afirmó un Pep que parece una mosquita muerta pero que a la mínima dispara con fuego. Y si no recuerden cuando se inventó descaradamente una campaña contra su ojito derecho, Messi, acusando a los defensas rivales de ir a por el argentino para lesionarle: “Hay momentos en que los rivales se pasan con Messi. Un día le harán daño”.

LAPORTA TAMBIÉN PIERDE LOS PAPELES

Pero no sólo Pep Guardiola hizo el ridículo el sábado pasado. Su jefe, Joan Laporta, también la lió en El Coliseum. El presidente del Barcelona se pasó todo el partido en el palco quejándose por las decisiones arbitrales con aspavientos y miraditas fuera de lugar. Ello provocó el enfado de los aficionados que estaban sentados en esa zona que le recriminaron cómo podía tener tanta cara. Tras el pitido final, y casi a empujones, abandonó el palco sin despedirse de los directivos del Getafe como un niño chico rabioso y enfadado. Laporta está muy mal acostumbrado y a buen seguro que el niño mimado y consentido de Villar recibirá una llamada esta semana de la RFEF para intentar calmarle y asegurarle que nada va a cambiar. Seguirán siendo el equipo más favorecido de la Liga.