Barça: Te quedan 6 para igualar al Madrid

Sólo Ronaldo dio la cara en los ingleses. Ferguson, anticuado a más no poder, planteó un partido al estilo jurásico. El Barça supera en el palmarés europeo a grandes equipos del continente como el Oporto o el Notthingham Forest





Como si de un demonio se tratara, incitado, tal vez, por los superpoderes del color blanco que portaba en su elástica, Cristiano Ronaldo comenzó a ganarse el cariño de la afición del Madrid de la mejor forma posible: acongojando al Barcelona. El portugués se movía por todos los frentes y ni Piqué ni Touré le podían tomar la matricula. Y si lo hacían era mediante patadas y obstrucciones que Busacca arbitraba jugando a la ruleta.

El pánico que sembraba Ronaldo se dejó palpar desde el principio. Una de sus especialidades, el lanzamiento directo de falta, demostró que Valdés, además de aceite en los guantes, tenía miedo. Terror, más bien. Un latigazo de CR7 se le escapó al portero catalán y a punto estuvo de suponer el estreno del luminoso. El portugués se empezaba a gustar, y Piqué tuvo que frenarlo con una obstrucción que rozó la roja.

Ficha técnica:

Barcelona 2: Valdés, Puyol, Touré, Piqué, Sylvinho, Busquets, Xavi, Iniesta, Messi, Etoo y Henry (Keita 71’).


Manchester United 0: Van der Saar, O'Shea, Ferdinand, Vidic, Evra, Anderson (Tévez 46’), Carrick, Giggs (Scholes 75’), Rooney, Park (Berbatov 65’) y Cristiano Ronaldo.

Goles: 1-0 Etoo (9’), 2-0 Messi (71’)

Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Amonestó a Piqué (15’), Ronaldo (78’), Scholes (80’)

Incidencias: Estadio Olímpico de Roma. Lleno. 70.000 espectadores.

Sin embargo, no todo es fútbol en este deporte. La milonga del toque, la posesión y el pase corto que han vendido los fruteros a lo largo de la temporada no aparecía por Roma. En cambio, el churro y la potra se convirtieron al Guardiolismo. Un balón volado que le cayó a Etoo fue remachado por éste a la portería con el golpeo con peor técnica que se ha visto en los últimos tiempos. Sin embargo, Van der Saar y el reuma que provoca su edad llegaron tan tarde al balón del camerunés como las cartas procedentes de Correos.

Ferguson, rácano a más no poder en su planteamiento, se empeñaba en meter a Rooney en banda, hasta que éste y Ronaldo se cansaron y decidieron cambiar el plan. CR7 por detrás del ex del Everton que jugaría arriba. Giggs y Park (jugará en el United por aquello del mercado asiático, no se le encuentra otra explicación) a las bandas. Un cambio de sistema para volver a tomar la iniciativa del juego, toda vez que el Barcelona, sin hacer nada del otro mundo, sólo quería que el tiempo transcurriera sin mayor novedad posible.  

El Barcelona se hizo dueño de la táctica de la pérdida de tiempo. Minutos y minutos para sacar las faltas, protestas constantes y actuaciones teatrales como la de Puyol ante Ronaldo como si le hubiera golpeado Terminator en cualquiera de sus múltiples versiones. Que vaya aprendiendo el luso, si llega al Madrid, que en España el Barcelona tiene manga ancha con las actuaciones de sus futbolistas.

La verbena defensiva que presentó el abuelo Ferguson era más propia de la época de su nacimiento que del fútbol moderno. Sólo así puede explicarse que Messi, un tipo que no llega al 1.70, remate de cabeza ante dos centrales que rondan los dos metros. Altos sí, pero más lentos que la abuela del Betis. El regalo del 2-0 de los ingleses presagiaba el final de un partido malo. Las imágenes de Laporta y Zapatero abrazándose como auténticos colegas de bar rozaban lo grotesco. Entres ambos, Villar, más pendiente del trinque que lograría de la UEFA y pensando en colocar a Iturralde para el primer partido de Liga de la próxima temporada de los catalanes que de cualquier otra cosa. Precisamente por un colega de Iturralde, el ya mítico noruego Ovrebo, probablemente portador de alguna bandera del Barcelona en Roma, el Barcelona se sitúa con tres Copas de Europa. Sólo le quedan seis para igualar al mejor, el Real Madrid…siempre que Florentino lo permita.