Paseo español ante un equipo aficionado

Los nuestros se pasearon ante un pésimo rival al que golearon por 5-0. Torres logró un hat trick en 10 minutos. La segunda parte no valió más que para ver la calidad de Silva





Ver el estadio con una entrada de aficionados más parecido a un partido de Segunda División B de nuestro fútbol es una muestra más de la desacertada política de la FIFA, primero en la elección del lugar de la celebración del torneo y, segundo, por la calidad de los equipos que lo disputan. Nueva Zelanda demostró ser un grupo de amiguetes que tuvieron el honor de jugar contra la mejor selección del momento. Algo de lo que podrán presumir cuando lleguen a su casa, que no será tarde, pues quedarán eliminados de este seudo torneo en unos días.

Ficha técnica:

Nueva Zelanda 0: Moss, Lochhead, Vicelich, Elliott, Brown, Smeltz, Killen, Bertos, Brockie (Christie 27’), Mulligan y Boyens

España 5: Casillas, Ramos (Arbeloa 53’), Albiol, Puyol, Capdevila; Xabi Alonso, Xavi (Cazorla 53’), Cesc, Riera, Torres (Silva 68’) y Villa


Árbitro: Coffi Codjia

Goles: 0-1 Torres (6’), 0-2 Torres (14’), 0-3 Torres (17’), 0-4 Cesc (24’), 0-5 Villa (48’)

Estadio: Royal Bafokeng. Pésima entrada. 10.000 espectadores.

De la roja no se puede decir nada. Chapeau que diría un francés, Jogo Bonito que diría un brasileño o la caña que diría un castizo. Bien es cierto que enfrente había camisetas andantes, pero no lo es menos que este equipo tiene un arte tocando la pelota que algunos ni soñarían con aproximarse. España es el rey del triángulo pues todas sus jugadas tienen la base en un vértice que pasa por dos aristas que distribuyen balones a los cañoneros o, lo que es lo mismo, un Xabi que se apoya en un Riera y que remata Torres. El gol tipo de España en la noche sudafricana.

El delantero del Liverpool sació su necesidad de gol con un triplete que logró en once minutos. El primero con un buen golpeo desde fuera del área que los neocelandeses, a cámara lenta, observaron desde una posición privilegiada. El segundo, a un toque, tras un gran pase de Villa. En el tercero, Capdevila se transformó en Beckham para asistir al ‘9’ que, de cabeza, firmó su particular hat-trick. Cesc cerró el baile de la primera parte tras una nueva asistencia del omnipresente Capdevila ¿Estaría intentando seducir a Valdano y Florentino para jugar en el nuevo Real Madrid?

SILVA ALEGRÓ EL SEGUNDO TIEMPO

Lo de Nueva Zelanda era de vergüenza. Pésimo equipo. Un equipo de Tercera División española tiene mayor nivel que esta selección. Lo sucedido en la previa del quinto gol fue cómico. Un centro al área del equipo oceánico acabó con un baile, como si del Lago de los Cisnes se tratara, de uno de sus zagueros que, tras pegarle una patada al aire vio cómo su cara se volvía cada vez más de color rojo mientras Villa agradecía el regalo anotando la manita con una frialdad polar. Aunque algunos lo pongan difícil acabará marcando goles en el Bernabéu. Al tiempo.

España bajó el ritmo. Como si de Usain Bolt en una final de 200 metros se tratara, los de Del Bosque se dejaron llevar. Sin correr riesgos, los nuestros se dedicaron a marear a Nueva Zelanda como si se tratara de un partido entre adultos y niños. La entrada de David Silva en los últimos 20 minutos de partidos le dio un poco de chispa al conjunto nacional. El canario de Arguineguín, tímido de cara al exterior, se trasforma sobre la hierba. Un par de grandes aperturas a banda y dos asistencias de gol que el amigo linier, al más puro estilo Manolito Gafotas, se limitó a anular, fueron varias de sus credenciales. Por suerte, el partido llegó a su fin. Y es que ante estos equipos habría que proponer un choque a 45 minutos. Total, los mayores seguirán siendo mayores y los niños, por desgracia para ellos, niños mareados.