Italia se clasifica para el Mundial 'a la italiana'

Mundial 2010: Irlanda 2 - 2 Italia





La selección italiana de Marcello Lippi logró la clasificación automática para el Mundial de Sudáfrica 2010 tras empatar a dos goles contra el combinado irlandés de Giovanni Trapattoni, al que el reparto de puntos le manda a la repesca. No fue así, pero la derrota de Bulgaria en Chipre (4-1) vuelve a ofrecer a Irlanda la posibilidad de jugar una eliminatoria para estar en la cita mundialista, casi ocho años después de su última participación en una fase final.

Como había avisado su técnico, Irlanda salió a por los tres puntos desde el comienzo, mientras que los visitantes alinearon un equipo defensivo, con sólo Iaquinta en punta, dejando claro que con un punto les valía. Así, a los siete minutos un peligroso desmarque de Keane fue cortado en falta en el lateral del área, una zona idónea para el debutante Lawrence, sustituto del habitual Hunt, precisamente para las jugadas a balón parado. Mientras la defensa visitante esperaba un centro al área, el medio irlandés abrió a la frontal, donde Whelan, libre de marca cazó un disparo seco que se coló por la escuadra

FICHA TÉCNICA

2 - Rep. Irlanda: Shay Given; John O'Shea, Richard Dunne, Sean St. Ledger, Kevin Kilbane; Liam Lawrence, Keith Andrews, Glenn Whelan (m.70 Martin Rowlands), Aiden McGeady (m.77 Stephen Hunt); Robbie Keane, Kevin Doyle (m.66 Leon Best).

2 - Italia: Gianluigi Buffon; Gianluca Zambrotta, Nicola Legrottaglie, Giorgio Chiellini, Fabio Grosso (m.75 Salvatore Bochetti); Angelo Palombo (m.89 Simone Pepe), Daniele De Rossi; Vincenzo Iaquinta, Andrea Pirlo, Mauro Camoranesi; Antonio Di Natale (m.75 Alberto Gilardino).

Goles: 1-0, m.7: Whelan. 1-1, m.25: Camoranesi; 2-1, m.86: St. Ledger; 2-2; m.90: Gilardino.

Árbitro: El noruego Terje Hauge amonestó a Glenn Whelan, Daniele De Rossi y a Leon Best.

Incidencias: Partido correspondiente a la penúltima jornada de la fase de clasificación para el Mundial de Sudáfrica 2010 del Grupo 8, disputado en el estadio dublinés de Croke Park ante 75.000 espectadores.

del meta transalpino. El once del trébol entraba con peligro por la banda izquierda del habilidoso extremo del Celtic de Glasgow McGeady, cuyos centros, no obstante, carecían de la misma precisión que sus internadas. La primera ocasión de los hombres de Marcello Lippi para probar a Given llegó a los 20 minutos de juego con una falta directa un tanto escorada a la izquierda lanzada por Palombo, que se estrelló contra la barrera. Una incursión después de Grosso hasta la línea de córner no encontró rematador a un centro que se paseó por delante de la defensa irlandesa, floja y desconcentrada durante la primera parte, tal y como se demostraría pocos instantes más tarde. Ante la pasividad de la zaga local, Camoranesi, totalmente libre de marca, aprovechaba un servicio de Pirlo a saque de córner para mandar el balón al fondo de las malla con un espléndido cabezazo.

Ambos equipos saltaron al césped en la segunda mitad con conocimiento ya de la abultada derrota de Bulgaria en Larnaca, por lo que un empate aseguraba el primer puesto a Italia y la repesca a Irlanda. Lo lógico, con dos conservadores técnicos en los banquillos, hubiese sido la firma de unas tácitas tablas, a la espera de mayores batallas y con poca fe, por parte irlandesa, respecto a un milagro chipriota en Parma la próxima semana. Aún así, más por el honor de derrotar a la potencia italiana ante 75.000 seguidores, Irlanda se lanzó al ataque en busca del segundo gol, con un Robbie Keane muy activo creando todo tipo de problemas a la defensa visitante. El gol que adelantaba de nuevo a los de Trapattoni llegó en el minuto 86 tras un saque de falta que remató de cabeza en el segundo palo el defensa St. Ledger. Durante toda la segunda parte, Italia aprovechó los espacios y, a la contra, también llegó en varias ocasiones con peligro hasta el área de los irlandeses. Pero no marcaba. Cuando todo apuntaba a que los hombres de Lippi se lo jugarían todo en el siguiente encuentro, una farragosa jugada en el área chica dejó un baló muerto que rebañó Gilardino para batir a Given y dar el único punto que necesitaban para clasificarse automáticamente.