Lyon y PSG buscan su segundo título del año





La final de la Copa de Francia, que hoy disputarán el Lyon y el París Saint-Germain en el Estadio de Francia, supondrá el segundo título para uno de los dos equipos. El Lyon se ha proclamado por séptima vez consecutiva campeón de Francia, mientras que el PSG ha conseguido la Copa de la Liga. La competición tendrá un cariz diferente para ambos equipos y eso confiere una tensión añadida al duelo entre dos de las entidades que más dinero invierten en el fútbol francés.

Pese a sus siete títulos consecutivos, el Lyon nunca ha logrado el doblete. Este año han conseguido el campeonato con más problemas que en el pasado, lo que ha sacado de la nevera los tópicos sobre el final de un ciclo. Un doblete puede acallar los augurios y cerrar el debate sobre la bajada de rendimiento del club. Pero difícilmente puede detener la sangría de cambios que se avecinan al club hegemónico de los últimos años. Para quienes hablan de bajada de rendimiento, un título de Copa sería un buen antídoto porque el actual bloque lionés superaría a todos los anteriores.

"El doblete sería histórico, magnífico", afirmó el portero Grégory Coupet, cuyo futuro en el conjunto francés parece que tienes las horas contadas, tras haber recibido una oferta del Totthenham. Una mayor dimensión tendría el título para el entrenador, Alain Perrin, que pese a haber conquistado el título de liga parece que no convence al club, que podría pensar en un nuevo relevo en el banquillo. Sin embargo, con el doblete bajo el brazo, Perrin tendría argumentos de peso para reivindicar una temporada más y el club pocas excusas para deshacerse de un técnico tan eficaz.

Para el PSG serviría para redondear una temporada en la que, pese a haber sumado un título, han estado toda la temporada al borde del descenso, que han evitado "in extremis". En la otra orilla, la del PSG, hay más sed de títulos y eso se nota en la tensión que reina en un club que ha tocado fondo. Más que nunca han olido la segunda división y, ya salvados, ahora ven la oportunidad de tapar un fracaso en todos los órdenes de la entidad. Paradójicamente, el puesto de su entrenador, Paul Le Guen, peligra menos, aunque nada es seguro en el actual PSG.

Lo que si que aparece como evidente es que, pase lo que pase en la final de la Copa de Francia, el club debe replantearse una profunda renovación, tras dos temporadas de peligroso coqueteo con el descenso. Por el momento, el guardameta Mickaël Landreau ya ha confesado que se cuestiona su continuidad en el equipo y podría abrir la puerta para otras bajas. Sin contar con que el delantero portugués Pedro Pauleta, el hombre más emblemático del equipo en los últimos años, no seguirá a partir de la próxima temporada.