Xavi y gracias





¿Lo importante es ganar o convencer? Esa es la pregunta, porque si de lo primero se trata, todos contentos, aunque sea por 1-0 y un chispazo de Xavi; pero si se trata de lo segundo, nada de nada. Es más, Luis y sus "boy"s" han echado gasolina al fuego y ahora volarán las especulaciones y los comentarios extremistas. Se pondrá de moda eso de "no pasamos ni de la primera fase". Si medimos el juego de España durante los 60 primeros minutos, es para tomar antidepresivos. Luego, pues bueno. Los americanos se quedaron sin fuerza y los cambios de España respondieron. Por lo demás, un partido para olvidar ya. Si este es el nivel que va a dar la Selección ante Rusia hay que empezar a pensar lo peor. Por eso es mejor ir vacunado y no precisamente de la garrapata.

Luis debió sufrir antes del partido con los percances que han ido sufriendo sus jugadores. Torres, Iniesta, Villa, Silva, Pujol, Sergio García... parecía el España Hospital Fútbol Club y todo ¡sin haber empezado la Eurocopa!. Al final Luis no repitió dibujo, 4-4-2 y acabó pintando el 4-5-1 (4-1-4-1) y prácticamente la misma idea que en el partido del sábado ante Perú. Cesc y Cazorla fueron los "nuevos", los sustitutos del "gastroenterítico" Iniesta y de Villa. El "7 de Luis" es, incluso, duda para jugar ante Rusia en el debut europeo. Y todo por una hemorragia intramuscular. Esperemos que la hemorragia sea de alegría a partir del martes que viene, porque la perspectiva médica es bastante fúnebre en este final de temporada. Y no digamos las referentes a juego si es como el desplegado ante los americanos del norte.



Presión rabiosa norteamericana

El partido nació con un cuadro estadounidense mordedor, presionante, generoso en el esfuerzo para intentar no dejar pensar al centro del campo español. Y no pensó, o sí: en horizontal. España jugaba sin bandas, de "toque cochinero" y, de vez en cuando asomaban Ramos y Capdevila por sus carriles y sí, se llegaba al área rival. Hasta el minuto 8 no se sabía de qué color llevaba la camiseta Howard. Por ahí empezó a hacer algo de daño España, por las bandas, pero simples amagos y sin seda en las conexiones.

Y llegó la depresión. Sensaciones negativos que, esperemos, respondan al pensamiento de que el partido era un mero amistoso, porque si esto es lo que nos espera la semana que viene, es mejor que ni encendamos la tele. El punto de inflexión fue una cantada de Iker en un balón aéreo que se "comió" y que el albano cobró como falta más que salvadora. A partir de ahí fue deprimente. Los nuestros llegaban siempre unas décimas de segundo más tarde al balón que los americanos y éstos se crecieron e incluso parecían hasta muy buenos.

Sin velocidad ni ideas

El listón que ponía España era muy bajo, tanto que hasta el público cántabro lo tradujo en pitos. La defensa daba verdadero miedo cuando Adu o Johnson la medían por el centro. El partido era una ruina, aunque los americanos pensarán exactamente lo contrario. Incluso ese segundo tarde se traducía en alguna que otra "coz" de los nuestros. El colegiado anuló un gol a Johnson por un fuera de juego milimétrico y España acabó desapareciendo y arrastrándose por el campo lastimosamente. Ni bandas, ni velocidad, ni orden, ni ideas, ni... La mejor noticia fue que llegara el descanso para poner fin a tanto desvarío.

Al contrario de lo que se suele sentir, los cambios tras el descanso se recibieron a modo de revulsivo. Todo con tal de que cambiara tan triste panorama. España no había conectado en la primera parte, y fue incapaz de superar el planteamiento físico que le propuso Estados Unidos. Luis fue cambiando peones, pero el nudo estaba ya hecho. El nudo en la garganta, quiero decir, porque si España creaba alguna ocasión con Güiza más enchufado que Torres, los americanos demostraban que tampoco son certeros. Y es que Johnson perdonó el 0-1 en un balón que le llegó a la cabeza y mandó fuera. Marchena, su vigilante, llegó al día siguiente.



Mejoría, la madera y el gol

España adecentó algo el pase y empezó a imponer el ritmo de juego, también favorecida por el cansancio que ya acudía a las piernas de los yanquis. Además, y quizá por la imagen de impotencia, alguno sacó el hacha, como Senna ante Dempsey. Sorprendentemente se salvó de la amarilla. Poco a poco España fue llegando más y mejor al área de Guzan y empezó a sumar méritos para marcar: Xavi al larguero en libre directo y Senna, al palo. El hispanobraileño culminó una acción de tiralíneas perfecta y preciosa entre Cesc, Xavi y Güiza que Senna no precisó en gol.

Los de Luis volvieron a dejar patentes que necesitan demasiadas ocasiones para marcar, pero mientras sea así, bien. Y es que Xavi se inventó un quiebro al borde del área que rompió las caderas de los dos centrales y afrontó la resistencia a media salida de Howard para definir con clase. ¡Uhfff! Respiro para la confianza de todos que ya nos la poníamos de sombrero ante tanto descalabro.

El 1-0 fue el mejor maquillaje a un partido malo de España. Da la impresión de que el barril de gasolina está demasiado caro a estas alturas de temporada. La defensa es una noria con música; el centro del campo juega por el embudo central y el solitario delantero se topa con demasiados defensas. O espabilan, el primero Luis con sus ideas y busca planes B, C, D... o el panorama pinta como Goya en su etapa negra: mucho arte pero poca luz.




LA FICHA

España: Casilla; Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevilla (Navarro, 52"); Xabi Alonso (Senna, 46"), Cazorla, Xavi, Cesc (Arbeloa, 83"), Silva (De la Red, 57"); Torres (Güiza, 46").



Estados Unidos: Howard (Guzan, 46"); Cherundolo (Hejduk, 46") , Onyewu, Bocanegra, Pearce; Dempsey, Edu, Bradley, Lewis (Wolff, 70"); Adu (Beasley, 46") y Johnson.

Goles:

1-0, Xavi en acción individual (78")

Árbitro: Sokol Jareci (Albania). Amarilla a Bradley


Estadio:
El Sardinero, de Santander