Lobos alemanes

Un gol de Lahm en el 90' le da a Turquía una dosis de su propia medicina. La Mannschaft, en la final sin hacer nada, sigue demostrando que en las grandes ocasiones no falla






Alemania, siempre Alemania. Como un lobo, al acecho, sin desgastarse más de lo imprescindible, pero con la cena asegurada día tras día, Mundial tras Mundial, Eurocopa tras Eurocopa. Ante Turquía, la Mannschaft esperó al momento que más le gustaba a los otomanos para liquidar a sus rivales para hacer justo eso, dejar a los de Fatih Terim compuestos y sin novia. Es Alemania, la finalista de siempre. Jueguen bien o mal, ayer tocó mal, ganan. Y eso se lleva en la piel.

Y eso que Turquía salió, desde el comienzo, con las ideas muy claras, sabiendo dónde se le podían hacer cosquillas al ogro alemán pese a ser más la sucursal suiza de la Media Luna roja que cualquier otra cosa. Con velocidad, con un Ugur Boral que era una pesadilla para la zaga alemana, El partido, en su primer tramo, se volcó descaradamente hacia la portería de Lehmann, un flan como casi siempre.

Una clara ocasión fallada por Altintop en un mano a mano frente a Lehmann tras cantada de Lahm, un zapatazo de Kazim Kazim al larguero... Alemania no llegaba y se veía maniatada por una selección que en este torneo remaba con todo a favor. En esas, Ugur metió para dentro, con la complacencia del meta teutón, una jugada que segundos antes parecía evaporarse después de que Sabri se estrellase contra el larguero. El 0-1 no duró mucho, eso de ir ganando no le sienta demasiado bien a Turquía, y Alemania no desaprovechó la primera que tuvo.

Fue sólo cuatro minutos después del tanto de los de Fatih Terim. Centro de Podolski y espectacular remate de Schweinsteiger, el cerdito (es su mote, no es que lo diga yo) de la Mannschaft. El empate espoleó a los alemanes a su manera: del desbarajuste pasaron a presionar selectivamente sobre un Mehmet Aurelio que lidiaba como podía con la potencia alemana, pero tampoco les dio para mucho más.

En la segunda mitad, el papel tampoco cambió, los alemanes quieren el balón para estrujarlo y no para mimarlo. Pero son Alemania. Lahm fue arrollado por Sabri en el pico del área y Rosetti, el colegiado italiano del partido, prefirió dedicarse a la mandolina y no al silbato. Pero las llegadas eran otomanas, con lo que tenían, a por ellos que somos pocos pero no cobardes. Pero las fuerzas no aguantaron.

Y eso Alemania no lo perdona, que en cuanto ve una lengua fuera, un gemelo que se acalambra, unos ojos que se salen de las órbitas, machacan a quien tienen delante. El fuelle turco se iba apagando y, encima, Klose aprovechó una cantada tremenda de Rüstü para hacer el segundo alemán. No, no era justo, pero ir ganando a Turquía en los últimos minutos no sirve de nada, o eso pareció una vez más. Sabri, agotado, subió la banda como un cohete, le hizo un tremendo lío a Lahm y su centro lo remachó Semih Sentürk.

Todo parecía decantarse hacia un nuevo milagro turco, pero no hubo. No esta vez. Con Kazim Kazim lesionado por los suelos, Lahm se marcó un jugadón con el que se plantó en solitario ante Rüstü para batirle con un tremendo zapatazo, sobre el límite del tiempo reglamentado. Turquía probó su propia medicina, y sabe mal. Pero que le quiten lo bailado. Semifinalista. Casi nada. Y Alemania, ya lo dijo Lineker, a la final.








LA FICHA DEL PARTIDO

3 - Alemania: Lehmann; Friedrich, Mertesacker, Metzelder, Lahm; Hitzlsperger, Rolfes (Frings 46"); Schweinsteiger, Ballack, Podolski; y Klose (Jansen 92" ).

2- Turquía: Rüstü; Sabri, Mehmet Topal, Gökhan Zan, Balta; Aurelio; Kazim Kazim (Tümer 95" ), Altintop, Ayhan (Mevlut 81"), Ugur Boral (Gökdeniz 83"); y Semih Sentürk.


Goles

0-1 (22"): Sabri dispara al larguero, Kazim Kazim recoge el rechace y su centro lo remacha Ugur Boral.

1-1 (26"): Schweinsteiger remata con calidad un centro desde la izquierda de Podolski.

2-1 (79"): Klose se anticipa a Gokhan Zan y Rüstü y cabecea a placer.

2-2 (86"): Semih Sentürk remacha un centro de Sabri después de un jugadón del lateral otomano.

3-2 (90"): Jugadón de Lahm, que se aprovecha de que Kazim Kazim estaba tumbado en el suelo para plantarse ante Rüstü y batirle con un potente zapatazo.


Árbitro: Massimo Busacca, italiano. Amonestó a Semih Sentürk (53").

Incidencias: St. Jakob Park de Basilea, terreno de juego en horribles condiciones, lleno de calvas y con césped desnivelado.