Medio millón de euros por los votos

Giralt denuncia la corrupción de las elecciones en el Barcelona





El promotor del voto de censura contra la junta del Barça, el abogado Oriol Giralt, ha reconocido que una persona a la que no identificó le quiso comprar por medio millón de euros todas las fotocopias de los documentos de identidad de los socios que facilitaron su firma para impulsar el voto contra el consejo directivo del club catalán.

Con este negocio, supuestamente, los carnets de identidad, así como los datos de los socios promotores del voto de censura, podrían haber entrado en el mercado negro de las próximas elecciones a la presidencia del Barça, si éstas se celebrasen en octubre.

Giralt ha garantizado que no aceptó la oferta por dos motivos: por tratarse de un delito y porque detrás de esta acción podría haber una jugada para cazarlo en un renuncio y paralizar la recogida de firmas de la moción de censura, en cuyo periodo de quince días reunió más de 9.000.

El promotor de la moción de censura explicó que cuando tuvo todas las firmas, un equipo de colaboradores volcó toda la información con los datos de los socios a un programa "ya que últimamente en las oficinas del Barcelona ha habido robos".

No obstante, Giralt garantizó que cuando concluya el proceso de la moción, con el referendo el domingo en el Camo Nou, se desplazará a la notaría propiedad del Sergi González donde se encuentra esta información para destruirla.

Oriol Giralt llevó a cabo este control de los socios que habían promovido la moción con su firma para prevenirse ante cualquier suceso que pudiese acompañar a las papeletas entregadas al FC Barcelona, y que aún siguen almacenadas en una caja fuerte, de donde se extraerán cuando acabe la moción para ser quemadas.

El mercado negro de firmas y de documentos de identidad es un secreto a voces que planea durante la época preelectoral, cuando los precandidatos a la presidencia del FC Barcelona necesitan reunir apoyos de socios para pasar el primer corte, un proceso azaroso y en el que todos los presidenciables y sus equipos destinan esfuerzos sin límites, incluso económicos.