Reyes cierra una etapa fallida en el Atlético





La cesión de José Antonio Reyes al Benfica portugués, que se guarda una opción de compra por el jugador, significó el fin de una etapa fallida del extremo en el Atlético de Madrid, en el que su rendimiento, muy por debajo de lo esperado, ha forzado su salida del club rojiblanco tras una temporada aciaga.

Firmó por cuatro campañas hace un año, pero su estancia en el equipo se ha limitado a un solo curso, en el que su convincente pretemporada del primer mes, con ovación casi unánime en su debut en el Vicente Calderón, dio paso a partidos irregulares, expulsiones absurdas, silbidos de la grada y alguna controversia con el entrenador mexicano Javier Aguirre.

El pasado verano, el Atlético pagó 12 millones de euros al Arsenal inglés por el traspaso de Reyes, de 24 años y que llegó a la ribera del Manzanares tras conquistar el título de Liga con el Real Madrid, eterno rival rojiblanco, y como la guinda para un proyecto ambicioso, preparado para su regreso a la Liga de Campeones.

"He firmado por el club que quería, el Atlético de Madrid. Desde los trece años que se interesó por mí era una espina que tenía clavada. Sabía que algún día tenía que vestir esta camiseta. Hoy es el día que me la voy a poner por primera vez y es especial para mí", afirmó en su presentación como rojiblanco, el 31 de julio de 2007.

Un mes más tarde, Reyes veía todo de "forma muy positiva", según confesó por aquel entonces en una entrevista a la Agencia EFE, en la que apuntó: "No puedo sacar ahora mismo nada negativo. Al revés, todo ha sido positivo. Llevo en el Atleti tres semanas y todo está bien, la gente, cómo me recibió la afición el otro día... Además, estoy haciendo goles y creo que eso es importante".

Incluso, en su debut en el estadio Vicente Calderón contra el Vojvodina serbio, en la segunda ronda previa de la Copa de la UEFA, recibió una calurosa ovación. "Ese momento no se me va a olvidar nunca, porque venir del Madrid y que en el estadio, cuando yo entré y miré para todos los lados, estaba casi todo el mundo en pie es un momento que nunca olvida cualquier jugador", valoró tras ese día.

El inicio de la Liga, sin embargo, ya le dio un papel secundario en el equipo, que se confirmó con el paso de los meses. Fue suplente habitual en esa competición, en la que la pasada campaña disputó 26 encuentros, aunque sólo diez de ellos de titular, no marcó ningún gol y nunca aprovechó sus contadas ocasiones en la alineación.

En el Camp Nou jugó uno de esos partidos de inicio. El Atlético perdió allí 3-0 el octubre pasado y Reyes vivió su primera polémica en el club rojiblanco, cuando respondió a su sustitución con un gesto de enfado. "La polémica, si hay alguna, la han sacado los medios de comunicación", declaró el jugador tras ese encuentro.

"En ningún momento insulto al entrenador. Si lees los labios, que creo que (los medios de comunicación) no los leéis bien, digo "me cago en mi...", pero ustedes dijeron que fue "me cago en su...". No pasa nada. Está todo solucionado", explicó el futbolista, que apuntó: "No he tenido ningún problema nunca con el entrenador".

Dos expulsiones, una frente al Getafe, por una entrada inexplicable en el centro del campo y otra contra el Mallorca por dos amarillas innecesarias, ofrecieron más argumentos a los que criticaron su fichaje. Incluso, se quedó fuera de la convocatoria para dos partidos seguidos, frente al Sevilla y el Villarreal.

Y ahí surgió otra polémica el pasado mes de abril, tras su ausencia en la lista para enfrentarse a su ex equipo, aunque el técnico advirtió: "Reyes nunca me faltó al respeto. En la conversación no hubo palabras altas ni agresivas, sino simplemente había una disconformidad del jugador y me lo hizo saber".

El entrenador, que respondió así a las informaciones que hablaban de un supuesto insulto del futbolista, explicó que, al término de esa charla, Reyes le dijo que "no quería entrenar". "Y yo le dije, José tienes que entrenar. Me dijo: "no voy a venir míster". Y le contesté: tienes que venir. Cerré la puerta y se marchó. Estaba caliente. Pero él vino a entrenar", recordó Aguirre el pasado abril.

"Eso no significa que esté apartado. Reyes no está apartado. No fue convocado a ese partido y al siguiente por decisión mía, como no han ido otros jugadores. Y algunos, en su estilo y en su forma, te piden explicaciones. Reyes me pidió hablar y puedo asegurar con la biblia debajo de la mano que no me insultó", continuó el técnico.

"Es impensable -añadió Aguirre- e imposible que nos insultemos. Los dos estamos en el mismo equipo. Eso sería un punto final. No estaba de acuerdo y los derroteros de la conversación, el tono o el tema es algo privado. Ni yo le insulté a él ni él me insultó a mi. No me insultó. Lo digo con el corazón en la mano".

Reyes, relegado al banquillo buena parte de la temporada, dispuso de minutos en el tramo final de Liga, pero su etapa en el equipo ya tenía fecha de caducidad en este verano, en el que ahora toma rumbo al Benfica, una nueva oportunidad para reivindicar su indudable talento tras su fallido paso por el Atlético de Madrid.