Las opciones para el conjunto de Pablo Laso pasan por mejorar en defensa. Si el Real Madrid no lo hace, ya puede empezar a despedirse del segundo título de la temporada. Es cierto que el Barcelona difícilmente podrá alcanzar un nivel de acierto exterior similar al del tercer partido, pero los madridistas no deben ponérselo fácil. Las dos finales que quedan se deben ganar desde una alta intensidad atrás.
Será necesaria también la mejor versión de esos jugadores que han asombrado al basket europeo de septiembre a marzo. Mirotic y Sergio Rodríguez tienen que volver a ser esos jugadores dominantes que cualquier conjunto desearía tener en sus filas. La recuperación de Rudy, renqueante de un tobillo y con un dedo roto, se convierte también en esencial. Este equipo debe recuperar la de, la confianza. Esa que pareció dejarse en Milán y que en la postemporada liguera solo ha mostrado con cuentagotas.
Mentiría si dijera que tengo plena confianza en que la gesta se puede lograr, pero también si pensara que este equipo no tiene ninguna posibilidad de conseguirlo. Es muy complicado, pero no imposible. Los grandes equipos se forjan en estos retos. Y este Real Madrid se ha ganado, al menos, un margen de confianza.
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