Está claro que a todos nos gusta que reconozcan nuestro trabajo, que nos valoren a la altura de lo que ofrecemos. Y está claro que muchas veces eso enfada a los de arriba y en el caso concreto del fútbol molesta a los aficionados. Que si éste o aquél jugador es un mercenario, que si no siente los colores, que si sólo piensa en el dinero. Así es este país, la falta de empatía es una constante. Y es que seguramente muchos de los que pronuncian esas palabras se han sentido alguna vez poco valorados en sus empleos y/o han pedido un aumento de sueldo. Pese a todo, criticamos que lo haga un futbolista como Di María, un jugador que no cobra a la altura de lo que merece por su peso en el Real Madrid.
Es cierto que actualmente los futbolistas cobran cantidades astronómicas y que no recibir una subida de sueldo no va a suponer para Di María pasar hambre o no poder pagar la hipoteca como al resto de los ciudadanos. Pero el fútbol es un deporte y a la vez un negocio que mueve cantidades ingentes de dinero. Y los mejores del mundo siempre quieren cobrar a la altura de su nivel. Para mí, el Fideo tiene nivel suficiente como para pedir un aumento y también para que el Real Madrid se lo conceda. Es de los mejores del mundo y el club blanco tiene que tener a los mejores siempre. Pero la oferta y la demanda es así en este deporte. Si a Di María no le convence lo que le ofrezca el club, estará en todo su derecho a pedir una salida, previo pago de una buena cantidad por parte del club de destino. El Real Madrid no retiene a nadie contra su voluntad.
Yo espero que eso no suceda, porque no me imagino un Real Madrid sin Di María. El argentino le ha dado al equipo blanco en estos cuatro años algo que destaca hasta el himno del club: nervio y corazón. Y las dos partes se merecen entenderse para alargar una relación que ha sido fructífera y que debe seguir siéndolo. Antes que pensar en quién va a venir si se marcha el Fideo, yo apostaría por un aumento de sueldo. Sería un gran error menospreciar todo lo que aporta el argentino al equipo de Carlo Ancelotti y cambiar algo que funciona por algo que no se sabe cómo puede salir.
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