Quizás por falta de tiempo, o por cierta dejadez, el club no ha hecho los deberes a tiempo. A falta de 72 horas para que el equipo salte al terreno de juego del estadio de Cardiff, existen demasiados frentes abiertos que crean zozobra y no permiten al equipo estar plenamente concentrado. Casillas y Diego López conviven disgustados por el fichaje de Keylor Navas y Ángel Di María entrena en Valdebebas con la cabeza puesta en París.
Es cierto que el mercado es complejo, que el dinero manda y que los plazos para cada asunto necesitan su tiempo, pero no es menos verdad que el Real Madrid debería cerrar, cuanto antes, el constante ruido mediático que martillea la cabeza de los jugadores durante todo este verano 2014. Este mismo fin de semana, se podría poner fin al ‘lío de la portería' con el traspaso de Diego López al Milan.
La experiencia dice que afrontar partidos transcendentes con temas espinosos sin resolver puede trastocar los planes. Una vez se resuelva la salida de uno de los dos porteros-bien sea Casillas o bien sea Diego López-, quedará el asunto Di María. Ancelotti continúa contando con él, pero el argentino parece completamente aislado, fuera del club y con muy pocas ganas de revertir la situación.
Di María no jugará en Cardiff -llevará una semana de entrenamiento apenas- y puede aprovechar su exclusión de la alineación ante el Sevilla para seguir forzando la ‘máquina' de su traspaso. El Real Madrid debería acelerar y cerrar estos asuntos antes de que sea demasiado tarde. Hay dos títulos muy importantes en juego.
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