El Real Madrid goleó por 2-8 al Deportivo gracias a que Carlo Ancelotti acertó con los cambios. Tras el 1-3, el equipo se derrumbó y empezó a temer que volviera a ocurrir lo de Anoeta. Sin embargo, esta vez Carletto tuvo las 'luces' para evitarlo haciendo cambios importantes en el equipo. La entrada de Illarramendi al campo fue clave para que el equipo se calmara. El vasco le puso la tranquilidad necesaria al juego y recuperó el balón para el equipo. Por su parte, Isco aprovechó los espacios para romper la defensa con pases entre líneas, mientras que Chicharito enchufó sus dos tiros.
Esto no significa que los suplentes siempre vayan a hacer un partido como el del pasado sábado. Se dio la casualidad de que los tres jugadores funcionaron muy bien y el equipo hizo cinco goles en media hora gracias a lo que aportó cada uno de los cambios en el conjunto blanco. Sin embargo, acertar con el jugador y acertar el momento adecuado en el que hacer el cambio es lo que tiene que hacer un entrenador top. Ancelotti ha tenido más nubes que claros en ese sentido.
Han sido muchos los partidos en los que el italiano ha marrado con las sustituciones, pero sobre todo han sido muchas las veces en las que los cambios han llegado demasiado tarde. Después de ganar la Décima Copa de Europa en una final en la que sí dio con la tecla con las modificaciones que hizo en el equipo debemos darle el beneficio de la duda. Ancelotti fue valiente para hacer los cambios necesarios en Riazor a pesar de las críticas (hubo quien criticó la salida de Benzema) y eso es lo que debe hacer. Pensar en el bien del equipo y no pensar en las posibles críticas si se equivoca. En más de una ocasión, por no equivocarse no ha hecho cambios que eran necesarios. Ahora, debe demostrar que tiene la personalidad y el valor para hacer caso de las necesidades del equipo y no de las voces externas.
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