Es más, habría que decir que Bale no sólo cayó a sus críticos sino que los ridiculizó. Marcó goles en las dos finales que jugó el Real Madrid la pasada temporada, cosa que para un ‘lisiado’ no está nada mal.
Sin embargo, tras un periodo en el que alguno se tuvo que comer sus palabras, en el que muchos volvieron con el rabo entre las piernas por los disparates escritos y hablados, la diana (la interesada diana, se podría decir) se ha vuelto a situar sobre la cabellera de Bale en este arranque de temporada.
Por lo pronto, un servidor ya ha escuchado sobre él decir que es “un chupón”, “un egoísta”, “está en alarmante baja forma” o que “pasa de lo que le pide Ancelotti”. Son sólo cuatro ejemplos, aunque seguro que hay más. Y es que cuando se trata de atizar al Real Madrid o a alguno de sus jugadores, parece que los golpes se multiplican por arte de magia.
Que Bale no ha estado bien en los dos últimos partidos es un hecho. Ni en Villarreal ni ante el Ludogorets vimos su mejor versión. Es un hecho y las pruebas están ahí. Pero una cosa es reflexionar sobre dos partidos en concreto y otra generalizar de tal forma que parezca que estamos hablando de un jugador que ni ha marcado ni ha pegado un pase de gol en lo que va de temporada (cinco goles y tres asistencias adornan su ficha, por cierto). Seguramente, Bale volverá a rondar los 20 goles y las 20 asistencias cuando acabe la temporada, no tengo dudas sobre ello ¿Y qué pasará? Pues que los que ahora critican con tanto fervor se subirán al carro o desaparecerán aprovechando el verano y las playas, es decir, el pan nuestro de cada día.
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