El madridismo está harto del tema. Los que quieren a Casillas en el Real Madrid están cansados de que se le cuestione, y los que no le quieren lo están de que se le alabe más de la cuenta. Es la historia de nunca acabar, el pez que se muerde la cola. Es un tema que va a estar ahí incluso cuando el propio Iker se vaya. No hay más que ver cómo han salido a relucir temas del pasado un año y medio después de la salida de José Mourinho.
Uno de los mejores proyectos deportivos del Real Madrid, con el mejor entrenador del mundo al frente, se fue por el desagüe a causa de, en mi opinión, la falta de disciplina y la insubordinación de algunos jugadores. No fue sólo Casillas, pero Iker fue el principal 'enemigo' de Mourinho en el vestuario, a pesar de lo que pueda decir ahora, por su peso mediático. La entrevista que dio a Iñaki Gabilondo en un intento por lavar su imagen ha servido para todo lo contrario. Los pitos que se habían comenzado a apagar el pasado domingo volverán nada más y nada menos que en el Clásico.
Y es que las críticas a Casillas en su mayoría no han sido por razones deportivas (que también). Ha habido muchos jugadores míticos que han 'flojeado' y aún así han mantenido el respeto de la grada. En el caso de Casillas había otro trasfondo que Iker ha tocado en el peor momento posible. Si le pitaron ante el Athletic en su mejor partido en mucho tiempo, ¿qué pasará cuando vuelva a fallar? (algo que seguramente ocurrirá más pronto que tarde).
¿A qué viene ahora remover la mierda (con perdón)? ¿Qué necesidad había de sacar a relucir todos esos temas en un momento de absoluta tranquilidad del Real Madrid? ¿Acaso pensaba Casillas que con sus explicaciones tardías iba a quitarse de encima la losa de ser considerado el topo del vestuario? Son muchas preguntas sin respuesta, muchas cuestiones de las que una vez más el que más perjudicado sale es el Real Madrid.
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