El Real Madrid dio una auténtica lección de fútbol en uno de los grandes 'templos' del balompié. Fue un equipo ambicioso, camaleónico, con capacidad de transformarse según sean las circunstancias y las necesidades del conjunto. Supo calmar los ánimos de un Liverpool que saltó al terreno de juego con muchas ganas de sorprender a su rival. En ningún momento lo consiguió.
Los de Carlo Ancelotti supieron domar a los locales con un eficaz juego combinativo que se fue traduciendo en goles según iban pasando los minutos. Isco, Kroos y James fueron demasiado para los de Rodgers quienes, poco a poco, se dieron cuenta que con voluntad, Coutinho y Sterling no les bastaba. La segunda parte discurrió por el camino que quiso el cuadro merengue. Balas de fogueo de los británicos y contras de manual que aún pudieron aumentar más la cuenta goleadora blanca.
Después, Ancelotti tuvo tiempo de dar descanso a un inmenso Cristiano y a un gran Marcelo. Muy destacable el partido del lateral brasileño que se perfila como titular en el Clásico del próximo sábado. El siguiente reto para un Real Madrid que puede refrendar su gran estado de forma con un gran triunfo frente a los culés. De momento, ya ha conquistado Anfield por primera vez en su historia.
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