FIFA. La organización de los despropósitos

"Ante un evento mundial la FIFA debe tener todo previsto. Sobre todo, ante los imprevistos. Se tenía que saber que ese césped no aguantaría las fuertes lluvias y, en su caso, resolverlo."


cuandonohaya

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Después de lo visto entre el encuentro del Cruz Azul y el Wanderers Sidney, en el que el césped del estadio Moulay Abdellah de Rabat acabó -y empezó- completamente anegado, el organismo presidido por Joseph Blatter se vio en la obligación de cambiar el siguiente duelo, sobre todo por la presencia del Real Madrid y de no quedar en ridículo ante todo el mundo. El cambio es lógico, sí. No hay manera de jugar en ese campo y menos con la continuidad de las lluvias, pero con un poco de cuidado y de acceso a la petición de los blancos de revisar los tapetes, la gestión hubiera sido otra.

Ante un evento mundial la FIFA debe tener todo previsto. Sobre todo, ante los imprevistos. Se tenía que saber que ese césped no aguantaría las fuertes lluvias y, en su caso, resolverlo. Bien cambiando todo  el terno de juego con tiempo para ello -pagado por la FIFA obviamente- , o bien cambiando de sede con mucho más tiempo de antelación, precisamente por analizar que la calidad de la hierba no es la adecuada para un torneo de este calibre.

Ahora, con la decisión del cambio a Marrakech, que obviamente tanto el Real Madrid como el Cruz Azul lo ven como un respiro por la salud de los futbolistas, se han generado unos perjuicios subyacentes con poco tiempo para la reacción. El primero y más preocupante es para los aficionados. Los miles de ellos con sus billetes de avión y reservas de hotel para la ciudad de Rabat, que ahora ven como tienen menos de dos días para buscar una solución económica y de logística. No solo ya a la innumerable cantidad de madridistas del país africanos, sino de todos los que viajan desde todo el globo. Habrá que ver como lo gestiona FIFA de aquí hasta el final del campeonato.

El otro, en lo que sí afecta al Real Madrid, es que los blancos no pueden hacer otra cosa que seguir manteniendo su sede hasta el encuentro de semifinales en Rabat. Entrenar en ese estadio con dudosa calidad de césped artificial y tener que hacer un viaje más inesperado hacia la ciudad de Marrakech para disputar el encuentro.


FIFA vuelve a convertirse en una feria por falta de previsión y por su vanidad. Por no escuchar una petición de revisión de los campos del Real Madrid, el actual campeón de Europa y el club más laureado de la historia del fútbol.