1. Del equilibrio en la portería al esperpento: Ancelotti acertó la pasada temporada repartiendo los minutos y las competiciones entre Diego López y Casillas. Pero su credibilidad se vino abajo cuando decidió ceder a las presiones y darle la titularidad absoluta al capitán. No cabe duda de que Casillas ha sido el mejor portero de la historia del Real Madrid, pero su nombre no puede estar por encima de los intereses del club. Para algunos se habrá portado bien en las últimas temporadas, para otros mal. Pero más allá de eso, salta a la vista que el mostoleño no tiene ya ni la cabeza ni el cuerpo para ser el titular en este club. Y de sus errores es cómplice el entrenador, que es quien le ha puesto aún a sabiendas de su mala situación.
2. Los mejores tienen que jugar siempre COMO SEA: Así es. La meritocracia tiene muy poco valor para el italiano. Con él tienen que jugar siempre los 11 ó 12 mejores para que estén contentos. Y para ello hay que hacer los encajes de bolillos necesarios, por muy complicados que sean. Ya lo hizo con Di María y le salió bien, al igual que con Kroos o James. Pero con Ramos no funcionó – el sevillano jugó de mediocentro porque realmente no se atrevía a quitar a Pepe – y el equipo lo acabó pagando. Y lo peor de todo es que en ningún momento se le ha visto o escuchado admitir su error.
3. El banquillo se ha sentido banquillo: Pocas veces los suplentes de un equipo se han sentido tan suplentes como los del Real Madrid. Ancelotti hizo un solo cambio en el partido de vuelta ante la Juventus. Y todo porque él no creía en los jugadores que tenía sentados a su lado. Es muy difícil que estos hombres demuestren a lo largo de la temporada que merecen una oportunidad si ni siquiera se les da minutos de peso. El ejemplo más claro de ello es Jesé, un futbolista fulgurante el año pasado que este ha acabado frustrado. Tanto que el canario ahora parece un delantero mediocre, cuando en realidad con confianza es uno de los extremos más desequilibrantes de Europa.
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4. Estaba todo calculado… para acabar fundidos: En enero Ancelotti declaró a 'Marca': que todo estaba "calculado para que el equipo esté bien cuando se decida todo". De hecho, no se cansó de decir eso en los siguientes meses. Pero resulta que en mayo el Real Madrid llegó fundido y no pudo pasar del empate ante el Valencia y el Juventus, perdiendo con ello sus opciones en la Liga y la Champions. Y todo porque el entrenador no quiso rotar como hizo Luis Enrique a principios de la temporada, haciendo jugar a sus titulares partidos y minutos intrascendentes en goleadas al Levante, Coruña, Granada, etc. Ha sido el precio que se ha pagado por querer jugar siempre con los mismos y no aplicar el sentido común cuando había que hacerlo.
5. Khedira, importante hasta que la evidencia fue muy clara: El caso de Khedira es sorprendente, porque a pesar de saberse que no iba a renovar el entrenador le tuvo muy presente en todo momento e incluso fue titular en la debacle del Calderón (4-0). Pero ese día Ancelotti se dio cuenta de que el alemán no estaba para seguir siendo importante en este equipo. Lo justo hubiera sido traspasarle en Navidades, pero siempre ha mantenido una fe ciega en él e incluso le ha puesto por delante de otros jugadores con, supuestamente, más futuro en el club que él. Y es que no han faltado partidos en los que Sami ha ido convocado y Lucas Silva se ha quedado en la grada.
6. El empecinamiento con Bale: Pocas cosas saltan tanto a la vista como lo mal que lo pasa el galés por la banda derecha. Ancelotti acostumbra a decir que a él le gusta jugar ahí, pero suena realmente a excusa. Las mejores jugadas y los mejores goles de Bale en el Madrid casi siempre han venido por la izquierda, que es donde él se siente cómodo y tiene espacio para correr y conducir el balón. Pero si juega a la derecha se le notan las carencias técnicas – que las tiene -. Es otro ejemplo más de la obsesión de Ancelotti de hacer encajar las piezas como sea, aunque por el camino provoque que uno de sus más valiosos futbolistas juegue en una posición donde en ocasiones parece ser un jugador mediocre.
7. El 4-3-3 sobre todas las cosas: El 4-3-3 es una táctica válida cuando todo el equipo está muy físicamente. Pero cuando las fuerzas flaquearon el técnico lo mantuvo en ocasiones contra viento y marea a pesar de ser un planteamiento desequilibrado y peligroso. No en vano, ante la Juventus el equipo sufrió en el centro del campo porque Allegri decidió colocar a cuatro centrocampistas y en la segunda parte costó mucho recuperar el balón cuando se perdía. Pero Ancelotti no tocó ni cambió nada y el partido no se pudo ganar. Todo por querer llevar hasta el final su idea, aunque la misma no estuviera siendo la correcta.
Son siete ideas muy básicas que, a pesar de todo y a modo de simplificación, aún podrían comprimirse más en un solo concepto: la incapacidad de este técnico para darse cuenta de sus errores - o para incluso admitirlos - y rectificar. Hace unas semanas se le preguntó en rueda de prensa si consideraba haberse equivocado en su gestión de los esfuerzos de la plantilla al no rotar mucho a sus hombres. Él contestó que es el técnico y el que mejor conoce la situación física de los futbolistas a los que entrena. Pues bien, es ese inmovilismo ideológico el que ha acabado este año con el equipo. No se puede negar que el año pasado un gol milagroso de Ramos escondió las carencias que ya empezaba a mostrar este proyecto y que ahora no ha habido un gol de última hora ante la Juventus o el Valencia que haya ocultado las 'miserias'. El Madrid de Ancelotti tiene problemas de base y se pueden subsanar de dos formas: cambiando de entrenador o haciendo que el italiano aprenda de sus errores. Y entre ambas yo tengo claro que la más fácil de llevar a cabo es la primera...
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