Paciente Calderón





Desde los tiempos de Santiago Bernabéu no ha existido un solo presidente del Real Madrid que pueda presumir de no haber destituido a ninguno de sus entrenadores a mitad de temporada. En la historia blanca, hay 'guillotinazos' sonados. Ramón Mendoza descabezó a Radomir Antic siendo líder y Florentino Pérez echó a Luxemburgo en noviembre tras ganar 1-0 al Getafe. La frase "las conclusiones se sacan a final de temporada" es muy fácil de pronunciar, pero muy difícil de cumplir. Y Calderón, hasta el momento, la lleva a rajatabla. Echando la vista atrás, hay que aplaudirle su decisión de no quitarse de en medio a Capello en enero. Aquel equipo resurgió de sus cenizas y acabó ganando la Liga con aquel lema de 'Juntos podemos'. Después, se tomó la decisión (para la gran mayoría acertada) de apostar por Schuster y buscar la excelencia. Pero no a mitad del río, sino cuando el equipo ya había alcanzado la orilla. Matiz importante…

El primer año de Schuster en el banquillo madridista fue plácido y apenas tuvo que soportar turbulencias. En su segunda temporada, ha vivido su momento más delicado tras la derrota en Valladolid. Su puesto corrió serio peligro, pero Calderón le salvó la cabeza. ¿Se imaginan que le vuelve a salir bien la jugada y que el Real Madrid conquista un título a final de temporada? Parece que lo peor ha pasado ya. Para recibir al Sevilla estarán recuperados Higuaín, Robben y Cannavaro. Además, los Reyes Magos traerán dos refuerzos y el calendario en enero es despejado y facilón. Si el Real Madrid aguanta el tirón en diciembre (Sevilla, Barça y Valencia), a la ciudad condal puede llegar una conocida epidemia: la 'madriditis'. Y suele tener efectos secundarios...