En el ambiente general queda el poso de que cualquier jugador que venga de fuera es mejor que lo que ya hay disponible en la plantilla, y que un fichaje supone la panacea a cualquier mal que se vaya arrastrando. Así, mientras que la dirección deportiva parece estar recorriendo medio globo buscando al extremo ideal que supla las carencias de este equipo, creo que entre la afición no se es lo suficientemente consciente de la importancia que tiene un jugador que ya defiende el escudo madridista.
Se llama Arjen Robben, extremo zurdo de 24 años, rápido y habilidoso con el balón, disciplinado, con una gran capacidad de desborde, destaca también por su facilidad para encarar a portería. Además, puede jugar la presente edición de la Champions League seguro, ya que le inscribieron el pasado septiembre, sin ‘malentendidos’ burocráticos mediante.
Después de haber atravesado una primera parte del campeonato algo irregular por las lesiones, el holandés reapareció ante el Zenit después de varias semanas en el dique seco, y fue el mejor del encuentro de lejos. Y diez días más tarde, después de haberse perdido un derbi en el Camp Nou que hubiera sido muy diferente de estar él sobre el césped, Robben volvió a ser desequilibrante ante uno de los aspirantes a la Liga como el Valencia, demostrando que su presencia es fundamental en este Madrid tocado por las lesiones.
Quizá le falte levantar un poco más la cabeza y saber elegir la jugada correcta cuando se acerca al área, pero el mejor ejemplo de que esta pega se puede arreglar la tiene en el propio Messi, que de un tiempo a esta parte se ha convertido en uno de los mejores jugadores del mundo. Puliendo esos fallos, Robben también entrará pronto en esa selecta lista, y seguro que el mejor fichaje que pueda hacer el Madrid para lo que queda de temporada será él.
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