La Décima, el número final





A todos los números conocidos se añadió esta semana el de saber que sólo se puede inscribir en la Champions un jugador procedente de la Copa UEFA y siempre a partir de enero, claro. Ahora mismo, Huntelaar o Lass. Parejo, a Dios gracias, jugó en equipo no europeo: lo contrario hubiese sido el colmo. Esto trajo como consecuencia que el extremo que quería Juande, Young, tampoco sea aconsejable pues si pisó competición europea esta temporada. ¿Cabe más delirio? Sí cabe: que ganen la Décima, la pirueta final, el doble salto mortal, la escoba del Tren de la Bruja.

Eso sí: el Liverpool está fuerte. Cinco le ha metido a domicilio al Newcastle, que no será el Brasil de Pelé, pero meter cinco fuera de casa, últimamente el Barça y no siempre. Al Madrid le va a ir al pelo la etiqueta de víctima ante el actual líder de la Premier y váyanse ustedes a saber si viviremos una segunda edición de aquella eliminatoria con el Manchester United camino de la Octava. Empataron a cero en el Bernabéu y cuando todo el mundo esperaba una merienda de blancos en Old Trafford apareció el taconazo de Redondo un triunfo monumental, comparable a los que en su día se marcaban Di Stéfano, Puskas y Gento.

Lo normal es que el Madrid hubiese hecho las cosas como Dios manda siempre, incluso saber cuántos jugadores puede fichar y para qué torneos, y no lo ha conseguido. Todo pinta como muy raro, como muy lejos del mejor estilo del Madrid. ¿Qué puede limpiar la cara al club? La Champions, Europa, su casa. Para mí que sí, que el número final es que ganan la Champions, Raúl se desmaya de alegría camino de recoger el trofeo y lo levanta Mijatovic entre el clamor popular.