Dejen de desprestigiar al Real Madrid





Ayer se presentó a este señor francés llamado Faubert. Reconozco que he visto jugar más veces al delantero centro del Móstoles en Tercera División que a este francesito al que, a mi entender, ha venido la Virgen de Lourdes a visitar. No se entiende de otra manera que un jugador de su caché acabe jugando en un equipo como el Real Madrid. No espero de Faubert que drible como Messi, o que tenga el carácter de Raúl. Simplemente me conformaría con que metiera cinco o seis goles en estos meses. Le pongo un listón bajo porque, o mucho me equivoco, o ni con la pértiga de Isinbayeva, Faubert podrá superar el listón de los seis goles en los próximos cinco meses.

Desde luego mi confianza es poca. Muy poca. ¿Qué hay que verle jugar? Cierto. Pero la ilusión, al menos por mi parte, es cero. Esto es lo que, realmente, debería plantearse el madridismo. Todos los nombres que han salido para reforzar el equipo en invierno eran, con perdón, auténticas patatas andantes. Por favor, que estamos hablando del mejor equipo del mundo. ¿Qué han conseguido Valencia, Barnetta, Faubert o Palacios para jugar en el Real Madrid? Absolutamente nada. Simplemente relacionar a esta gente con el Real Madrid hace saltar la urticaria en los aficionados blancos. Si el equipo está mal construido desde el principio, reconócelo. Tira de la cantera, ahí están los Palanca, Velayos o Bueno que, seguro, no tienen nada que envidiar a los anteriormente mencionados, y ponte desde ya a trabajar duro en compensar una plantilla que, en la banda de Robben funciona con zanco y en la contraria con suela plana. Demasiado plana. Eso sí, ¿quién trabaja en ello? ¿Boluda?. Si dijo que no iba a hacer nada y, por lo visto, parece que eso mismo es lo que pretende hacer, nada. Ni tan siquiera convocar elecciones cuando debe. Así le irá al Madrid. Mientras los Cristiano, Ribery, Villa o Ibrahimovic siguen jugando en otros equipos, los blancos estarán sin Presidente y sin Director Deportivo, eso sí, siempre les quedará Faubert.