Sólo la Champions podría ser la guillotina de Juande





Y es que después de siete victorias consecutivas, ahora resulta que el Madrid juega como un equipo pequeño para algunos. Es cierto que en muchas ocasiones resulta soporífero aguantar los noventa minutos del encuentro (como pasó ante el Deportivo, Numancia o Racing, por ejemplo), pero no es menos cierto que hace tan solo dos meses el Madrid estaba fuera de los puestos de Champions, y que la situación institucional del club no es la mejor a día de hoy (e irá a peor hasta el final de temporada). Hace sesenta días, los partidos resultaban entonces bastante entretenidos, pero muchos de ellos se perdían, como ante el Sevilla (3-4). Y ahora que se gana, parece que hay una porción del madridismo a la que ya no le vale ganar, olvidando que es lo más importante teniendo al líder a doce puntos y a quince días escasos de la eliminatoria de Champions.

Y es que el Liverpool es la verdadera prueba de fuego del Madrid a estas alturas del campeonato, la que marcará el devenir merengue durante los meses siguientes. Porque si se pasa a cuartos de final, el juego aburrido caerá en el olvido de la gran mayoría, y entonces pasará a ser llamado efectivo. Y a la inversa, como se caiga eliminado… la campaña para que el técnico manchego acabe cogiendo la misma puerta que Schuster, no tendrá precio.

Pero hasta que llegue ese momento donde sólo valdrá la cara o la cruz de la moneda, habría que tener paciencia con el trabajo del técnico madridista. Aún no conozco a ningún equipo que, estando en la zona de descenso, haya cautivado a la afición por el fútbol que practica, y es que al ser un deporte en el que la psicología es un factor definitivo, ningún equipo juega bien al fútbol si no tiene detrás la confianza que aportan las victorias. Afortunadamente, el Madrid de Juande cogió pronto una dinámica vencedora y con el tiempo, si los resultados siguen acompañando, seguramente llegará el buen juego.