Caparrós, malo para el fútbol





Soy de los que piensa que una de las salsas que aporta el fútbol es la polémica de partidos como el del pasado sábado, pero dentro de un orden. Que el Atlhetic entre a debatir y atacar a Casillas está de más. Pero no pierdo más tiempo en analizar esos ataques a un futbolista ejemplar como es Iker, que si en algo se ha significado, además de por sus paradas, ha sido precisamente en salvar el culo a muchos y en ese aspecto el Athletic sabe bien del señorío del portero blanco.

Tengo mi opinión de lo sucedido en San Mamés y se resume en el 2-5. Uno salió a jugar y ganar y otro a protestar y tensar la cuerda. No es nuevo en un equipo de Caparrós huir del fútbol y plantear una batalla campal y creo que la buena gente bilbaína ha picado el anzuelo. Caparrós, tipo listo pero muy limitado como entrenador, sabe manejar sus armas con precisión y mandó a los suyos a una pelea física obviando que se trataba de un partido de fútbol porque él no da más de sí.

Es cierto que el ‘Gominas’ se comió la primera amarilla de Lass, pero los antimadridistas recurren permanentemente a ello para justificar lo sucedido. La diferencia estuvo en que los blancos no se arrugaron, que era lo que perseguía Caparrós, y la clave estuvo en que el Madrid quería ganar, necesitaba ganar. Y lo consiguió. Los buenos atlheticos deberían replantearse hacia dónde les lleva este entrenador tras su sexta jornada sin ganar en la Liga. Sí, es cierto, está en la final de la Copa del Rey y es un logro loable, fantástico después de casi dos décadas sin alcanzar la final de la Copa de España. Es un orgullo pero este Athletic tiene fútbol para no entrar en batallas campales como a la que Caparrós le mandó el sábado.

He oído tonterías por no decir auténticas gilipolleces sobre la cantidad de jugadores que debieron ser expulsados por uno y otro bando. Pero, repito, la diferencia estuvo en que uno salió al campo desquiciado, con el pulso desmedido y se dedicó a dar esperando que el Madrid se arrugara, pero se encontró con lo no esperado, que el Madrid respondiera y no ofreciera la otra mejilla. Pero, además, los blancos jugaron al fútbol. Y esto, lo plantee como lo plantee el señor Caparrós es fútbol.


 ¡Ah! Y aquí el único que genera violencia es el señor Caparros con su no fútbol.