Una Liga no puede hipotecar el futuro





La Asamblea del próximo domingo se va acercando y cada bando apura sus últimas apariciones públicas para intentar sumar los máximos compromisarios posibles a su vera. Tres puntos del día van a centrar una Asamblea que ya ha sido considerada por todos como “la más importante de la historia del Real Madrid”. La ratificación o no de Vicente Boluda, la fecha de las elecciones y la modificación del voto por correo serán las auténticas protagonistas de una jornada dominical que comenzará muy temprano, a las 08:00 horas, pero que tiene visos de alargarse hasta la tarde-noche del primer día de 2009 con horario de verano.

La ratificación o no de Boluda puede marcar el devenir de la Asamblea. El sí y el no está bastante dividido entre los socios compromisarios y es toda una temeridad aventurarse a día de hoy por una opción u otra. A buen seguro que mucha culpa de su ok o ko la tendrá el discurso de Boluda al comenzar la Asamblea. Si el presidente interino no es tajante y propone una fecha concreta para los comicios a la presidencia del Madrid, puede estar avocado a su ‘defunción’ como máximo dirigente de la entidad.

Después, vendrá otro tema espinoso, como es el del voto por correo. La lógica dice que el método más transparente, seguro y fiable es el primero que será sometido a votación: el de la ley electoral general. Pero no será tan fácil sacarlo adelante ya que debe ser aprobado por dos tercios de la Asamblea al tratarse de una reforma de los estatutos. La otra opción, si es que la primera no sale ganadora, es modificar el voto por correo actual por un voto notarial. Es el mismo sistema vigente, pero con la diferencia de que se necesita un notario para certificar cada voto por correo. Este modelo parece más manejable y manipulable por parte de los candidatos y da lugar a la posibilidad de repetirse episodios pasados que han manchado la imagen y la historia del Madrid, como ocurrió en la campaña electoral de 2006.

Pero todo este alboroto que se está montando por el voto por correo puede tener una solución más sencilla. Fijar las elecciones el 24 de mayo, día del último partido del Madrid en el Bernabéu esta temporada. Así, el madridismo se aseguraría más de 60.000 socios votando presencialmente, ya que éstos serían los mismos que acudirían a ver el partido de su equipo, como hacen cada dos semanas durante toda la temporada. De este modo se pondría fin a tanto tejemaneje y se conseguiría una participación masiva en los comicios, que otorgarían una legitimidad absoluta al candidato ganador.


Pero Boluda se enroca y no se cansa de repetir que el 24-M el equipo puede estar jugándose la Liga, supuesto, según el presidente interino, incompatible con unas elecciones. A mí, esta excusa me parece indignante. Hipotecar el futuro de un club tan grande e histórico como el Madrid por una Liga más o menos es inaceptable. Más vale quedarse en blanco este año con tal de, por una vez, cumplir eso que se cansan de repetir los presidentes del Madrid y que no es verdad: que el club es de los socios. Si fuera así, se les permitiría votar en masa el 24-M. Luego, el nuevo mandatario tendría tres meses por delante (junio, julio y agosto) para preparar un proyecto ganador, un equipo acorde con la historia del club y un equipo que vuelva a ser la envidia de Europa. Y, además, tendría tiempo de sobra para comenzar a devolver a la entidad a la primera plana mundial, restituyendo una imagen de señorío, elegancia y distinción propia del mejor club del siglo XX.