Sergio Ramos cometió un error, no un delito





Lo que de verdad cometió el de Camas el pasado fin de semana no fue más que un impulso de su juventud para demostrar su gran amistad con su amigo, el matador Talavante. A los dos les une una gran amistad y Sergio quiso ir a apoyar al torero en la tarde en la que se enfrentaba a seis toros en Las Ventas. Estando en los toros mientras su equipo jugaba en el Bernabéu no es dar buena imagen, ni mucho menos, pero tampoco es para sancionar duramente a un jugador que siempre ha dado la cara en los cuatro años que lleva defendiendo el escudo del Madrid. Y es que, además, el reglamento de régimen interno del club le ampara, porque sólo obliga a estar en el Bernabéu a los sancionados o lesionados en el comienzo de cada encuentro.

Sergio Ramos, tirando de símil taurino, le puso los cuernos al Real, pero ha pedido perdón. Y eso no lo hace cualquiera delante de toda la afición y de todos los medios de comunicación. Es un detalle digno de un grandísimo jugador y de alguien con personalidad. Precisamente por eso nadie puede dudar del compromiso de alguien que, con 18 años, abandonó su casa, su familia, sus amigos y su club de toda la vida para embarcarse en una aventura de tan grandes dimensiones como la del Real Madrid. Cada uno  es responsable de sus actos y Ramos no es ajeno a eso, pero ha aprendido la lección, y eso debe de sumar. Y no restar.

Muy a pesar de los que algunos van diciendo por ahí, más por deseo que por hechos, el Real Madrid no multará a Sergio. Entre otras cosas, ya lo he mencionado, porque no viola ninguna regla interna de la entidad madridista. Sabe que la imagen que ha de dar un jugador del Real Madrid no fue la correcta porque evitando acciones como estas el Madrid se ha convertido en el mejor club del siglo XX. Insisto, la foto no es la apropiada, pero no ha cometido ningún delito. Por tanto, borrón y cuenta nueva porque a Sergio le quedan muchos años por delante para seguir enamorando al Bernabéu.