Cómo se puede jugar tan mal y ganar tan bien





Hay cosas que no se le pueden reprochar al Real Madrid: corazón, carácter y alma. Quizás son los tres ingredientes en los que se basó el equipo para doblegar a un Getafe que tuvo en su mano una nueva victoria en el Bernabéu. Pero el alma no es algo nuevo, que es lo que alguno se cree. El alma es genética y herencia de una tradición labrada desde los tiempos de Alfredo Di Stefano. Carácter, pundonor y  honestidad son otros tres puntos sobre los que se ha cimentado la historia blanca desde su creación a principios del Siglo XX para ayudar al equipo en este tipo de partidos.

El partido contra el Getafe se ganó en los últimos minutos. Cuando apenas se había cumplido el minuto 80 muchos aficionados comenzaron a abandonar el Bernabéu con el 1 a 2, dando por hecho que ésta vez el milagro no ocurriría. Algo que, por cierto, sigue estando lejano. Pero a los jugadores del Real Madrid no se les puede matar: mientras tienen vida creen que todo se puede conseguir porque nada es inalcanzable, y menos con esta camiseta. Los jugadores hicieron posible lo que parecía imposible. Pero ojo, que nadie cante victoria.

La pena es la imagen que dejaron Pepe y Marcelo. Sobre todo la actitud del primero, que es la típica que no gusta a los buenos aficionados del Madrid, que nunca quieren ver a uno de los suyos comportarse de tal forma. Pepe tendrá que acatar las consecuencias ante un Comité de Competición que, seguro, va a imponerle una sanción ejemplar. Mi duda es si el club le va a multar económicamente. Conociendo a Pepe, seguro que s avergonzará cuando ve las imágenes en la televisión. Es un gran futbolista, pero es una grandísima persona y sé que va a aprender la lección.

A pesar de la victoria y de la remontada, nadie tiene que olvidarse del juego lento, de los pases fallados, de las pocas oportunidades creadas, del juego cansino, del regular dibujo táctico, de los errores en el centro del campo o de las pocas llegadas a la portería azulona. que a los aficionados no les ciegue la pasión, entendible, por otra parte. Me quedo con la actitud de los jugadores que, en el momento tan complicado que está viviendo el club institucionalmente, han dado un paso hacia el frente para mantener viva la difícil misión de alcanzar al Barça. Y ante eso me quito el sombrero.