Dos cracks en apuros





Los que tenemos la fortuna de conocerle no nos creemos aún lo que pasó. A Pepe los periodistas deberíamos hacerle un homenaje. Es difícil encontrar un futbolista con un trato más exquisito a los medios de comunicación. Educado, amable, simpático, un pedazo de pan. Da igual que sean las 7, las 9 o las 12; que llueva haga frío o haga calor; que el Madrid haya ganado o haya perdido. La figura de Pepe emerge en la zona mixta partido tras partido y atiende con una paciencia de santo a todos los reporteros que le salen al paso con la misma elegancia con la que se anticipó minutos antes al delantero contrario. Por eso cuesta mucho trabajo criticar a Pepe por su conducta.

Pero hay que ser íntegro y jugar al Pepe futbolista y no al Pepe persona. Hay que reconocer que estamos ante un suceso grave que el central portugués no puede volver a protagonizar nunca más. A Pepe hay que perdonarle y apoyarle pero una y no más. Imagino que por ello el Real Madrid va a multar al jugador porque ese tipo de comportamientos manchan la imagen del club. Pepe llegó a España cargando la cruz de los 30 millones de euros que costó, un peaje que derivó en ansiedad, estrés y en lesiones musculares que le impedían tener continuidad. Pepe se hizo fuerte y terminó demostrando a todo el mundo que el desembolso fue un acierto.

El destino no se lo está poniendo fácil a Pepe y ha querido que tenga que cargar con una segunda cruz: la de los diez partidos que le ha impuesto el Comité de Competición. Para mí la sanción, con la ley en la mano, es justa, y tampoco me parece mal que el Real Madrid defienda sus intereses y recurra la decisión ante el Comité de Apelación. Pero lo más importante es recuperar ahora al Pepe persona que no podrá volver a jugar un partido oficial hasta el próximo mes de septiembre. Van a ser cinco meses muy largos y muy duros para él y es casi seguro que se ponga a su disposición ayuda psicológica para superar su enajenación mental transitoria. Es inexplicable que un central que ha visto sólo 11 amarillas en dos temporadas en la Liga pueda tener una reacción tan violenta.

Ayuda psicológica (que muchas personas precisan en un momento dado para superar un bache o situación personal) igual necesita también Arjen Robben. Ni con la ayuda del jeta de La Ling ha conseguido olvidar las lesiones. Está demostrado (casi científicamente) que cuando juega dos partidos en cuatro días hay muchas posibilidades que se rompa y de que la mayoría de sus lesiones son ‘nerviosas’. No es que no caliente en condiciones o no se cuide, es que su ‘coco’ no soporta la tensión. Sólo así se explica que se lesionara en el calentamiento del partido contra la Juve y contra el Getafe cuando la situación era más estresante que nunca porque se escapaba la Liga definitivamente.


Es una pena que un futbolista de su calidad (aunque a veces necesite dos balones como dice Sneijder o Casillas se acuerde de su familia por no soltar el balón) tenga que convivir día a día con este problema. El Madrid deberá valorar si le merece la pena seguir teniendo en su plantilla a un jugador tan poco fiable médicamente. Futbolísticamente, es indiscutible.