Faubert simboliza la etapa Calderón





Lo de este señor sólo puede explicarse de una forma: alguien trincó. No se quién pero alguien se lo llevó crudo en esta operación. Tanto como el pescado en un restaurante chino. Vale que el millón y medio de euros que se pagó por su cesión no es nada para el Madrid pero coño, la vergüenza que supone ver a un tipo con sobrepeso, malo, sin calidad y, encima pasota, está por encima del dinero que se pudo pagar por él.

Todo lo que ha rodeado en los últimos años los fichajes del Real Madrid ha soltado siempre un ligero tufillo a exceso de precio. Los Pepe, Gago o Sneijder llegaron al club con la sensación de que se pagaba mucho más de lo que valían. No porque fueran malos futbolistas sino porque daba la impresión de que Calderón abría la mano a la hora de soltar millones gratuitos como el que repartía palomitas a la puerta del cine. Nunca estuvo claro el tema de las comisiones. De hecho, una secretaria denunció un exceso de éstas en operaciones como la de Van Nistelrooy. La etapa Calderón siempre será reconocida como la de la vergüenza y el escándalo. Curiosamente, los mismos adjetivos que definirían la estancia de Faubert en el Real Madrid. Y es que aunque no le fichara él directamente, Calderón y Faubert simbolizarían uno de los mejores dichos del populismo español: “Dios los cría y ellos se juntan”. Sin palabras.