Lo dije, lo dije y lo dije





Ahora resulta que Cristiano Ronaldo, el “caro”, “chulo”, “paquete”, “acabado” y un largo etcétera de adjetivos calificativos que he tenido que leer en los primeros días del portugués en Madrid, es el “crack”, el “único”, el “motor”, el “genuino” y una larga lista de alabanzas que me obliga a preguntarme si estamos hablando del mismo jugador o, en su defecto, que algunos se han convertido a la religión del  ventajismo.

Hay una famosa canción que cantaba el extinto grupo Café Quijano que decía algo así como "lo malo que tiene el pasado es que nunca lo puedes borrar", pues parece ser que más de uno ha usado el tippex, la goma de borrar e, incluso, el mayor de los tachones para, ahora que ha marcado varios goles seguidos, hacerle la rosca a Cristiano Ronaldo.

Personalmente no tengo nada en contra de nadie, es más, cada uno queda retratado por lo que escribe o dice, pero siempre he dicho que de los buenos no se puede dudar nunca. Por mal que estén. Cuando un tipo demuestra que es bueno en algo durante mucho tiempo hay que mantenerle, como mínimo, el mayor de los respetos. Aquí en España da igual, todo vale. Hoy digo que es la mayor estafa del fútbol mundial y mañana que es el mejor jugador que ha surgido desde hace décadas. Uno debe mantenerse fiel a su primera palabra, y un servidor defendió desde el primer momento el fichaje de Ronaldo como crack mundial que es. Y lo seguirá siendo. Dudar de él es no tener ni idea de fútbol.