Sobre el nivaldazo, Guardiola y el villarato





Este organismo está compuesto por tres personas, depende directamente de la Real Federación de Fútbol y es el encargado de fijar las sanciones en Primera y Segunda División conforme a las actas que los colegiados redactan de los respectivos partidos. Y después del deliberado pisotón de Nivaldo a Cristiano Ronaldo el pasado domingo, este comité ha vuelto a estar de nuevo en boca de todos esta semana, pues se preveía que entraran de oficio a sancionar el ‘nivaldazo’. Finalmente todo cayó en saco roto, pero eso sí, pusieron la nota curiosa al abrir un expediente a Guardiola por haber dicho que el árbitro que le expulsó mintió al redactar el acta. Entonces deberíamos preguntarnos, ¿es acaso más grave que Guardiola diga que un árbitro ha mentido, que una acción violenta de un jugador cuando ha podido causar una lesión? ¿Es acaso más grave el accidental codazo que Ronaldo le dio a Mtiliga cuando trataba de zafarse de sus agarrones (sancionado con dos partidos de suspensión), que el alevoso pisotón de Nivaldo?

Bueno, pues para este comité sí. En la teoría, todo tiene su porqué. En el caso del jugador del Valladolid no entran de oficio porque entienden que si el árbitro no le ha sancionado ni ha hecho ninguna mención en el acta, este comité no debe (o al menos no suele) entrar a ello. En el caso de Guardiola, le han abierto un expediente porque el Comité Técnico de Árbitros le denunció. Y en el caso de Ronaldo le cayeron dos partidos, uno por la expulsión y otro por haber causado lesión. Refugiados en las normas todo tiene una explicación, pero si se mira con un poco de perspectiva, no es lógico. Y menos razonable parece cuando todo el país ha podido ver las imágenes de televisión donde se demuestra la incoherencia de estas decisiones.

Alguien debería por tanto repasar las normas y sanciones estipuladas que guían al Comité de Competición. E incluso, los procedimientos y las funciones de ese comité, que a veces parece más empeñado en proteger al colectivo arbitral que en impartir justicia sólo porque ambos duermen bajo el mismo árbol (la Federación Española de Fútbol).