Cristiano no debe ser capitán del Madrid





El siguiente en la lista de veteranía es Mahamadou Diarra, un jugador que aunque no cuenta con galones sobre el verde sí que reúne el cariño y el respeto de todos sus compañeros en el vestuario. Y los siguientes serían Marcelo, Gago e Higuaín, que llegaron a la Casa Blanca en un mercado invernal más o menos a la par. Y he aquí el problema. Porque, según publicó un periodista de cámara de la presidencia blanca hace ya algunos meses, en la planta noble del Bernabéu los hay que sienten que de estos últimos cuatro jugadores no todos reúnen las condiciones para ser capitán del Madrid. O visto de forma más simbólica, no todos reúnen condiciones para recoger el testigo de los Raúl y Guti, para ser un emblema de uno de los clubes más poderosos y con más solera del fútbol mundial.

Qué duda cabe que por calidad, por ambición, por implicación, por compromiso, por liderazgo dentro y fuera del campo, por fuerza para tirar del carro… Cristiano Ronaldo sería un magnífico capitán. Ahora, darle el brazalete a Ronaldo y saltarse así los códigos del vestuario implica un riesgo con consecuencias difíciles de predecir. Entre otras cosas, porque habrá jugadores que se sientan menospreciados. Y además, porque una vez que te saltas una ‘norma’, el resto también son susceptibles de ser saltadas. Y eso, teniendo en cuenta que acaba de llegar un entrenador nuevo y que las dos personas que sujetaban el vestuario están ya fuera, es indudablemente un riesgo en lo que al funcionamiento del vestuario se refiere.

Y por otra parte, estamparle la ‘C’ en el brazo a un jugador prácticamente recién llegado no creo que sea la mejor imagen para un club centenario e histórico como el Real Madrid. Está bien para unos Galaxy o unos Red Bull que reciben a Beckham o Henry con los brazos abiertos y pretenden proyectar así su imagen al exterior. Pero no para un Real Madrid donde su historia supone prácticamente cada trazo del escudo. Por todo ello, Ronaldo no debe ser capitán del Madrid por el momento. Dicen que de aquellos barros, estos lodos, y si hay alguien a quien no le gusta esta  situación, lo que se debería hacer en lugar de poner un parche es analizar los condicionantes que han hecho que se llegue hasta ese punto para que no se vuelvan a repetir. Quizás sea este el punto de inflexión que se necesita para apostar de una vez por todas por la cantera... aunque no caerá esa breva.