Lo sangrante no son los 100 euros





Marcos Tébar era uno de los jugadores más veteranos de La Fábrica con 23 años, y la última temporada había sido cedido ya al Girona (antes ya fue cedido también al Rayo Vallecano), con lo que parecía claro que su futuro no estaba en el club blanco. Ni en el primer equipo, ni siquiera en el Castilla. En su momento pensé que en el club –tanto los técnicos del primer equipo como de las categorías inferiores- decidieron convocar a Tébar para la pretemporada con Mourinho en lugar de a cualquier otro jugador porque la exposición mediática que adquiriría serviría para sacar algo más de dinero por él. Pero una vez que se ha marchado gratis, no entiendo muy bien por qué no fue a Los Ángeles cualquier otro de los canteranos que este año sí que permanecerían en el club.

Al igual que tampoco entiendo cómo se traspasa a Felipe Ramos. No porque se le traspase, porque al fin y al cabo apenas jugaba, sino porque tanto él como Adán como Mejías podrían estar perfectamente militando como escuderos de Casillas, y sin embargo son ya dos los veranos consecutivos que se renueva a Dudek con 37 años. El año pasado se vivió la estrambótica situación de que Adán, que entrenaba con el primer equipo, jugaba con el Castilla; Mejías, que entrenaba con el Castilla, jugaba con el Real Madrid C; y Felipe Ramos era el que entrenando con el Castilla se quedó sin jugar. Y este año a ver qué futuro le espera a Adán, sin jugar en el Castilla y con dos compañeros por delante de él en la carrera por la meta merengue…

Son constantes los rejonazos que me llevo por ello, pero nunca me cansaré de decir que en las categorías inferiores del Madrid se trabaja de maravilla. Desde el entrenador del Castilla al del prebenjamín, pasando por los preparadores físicos, de porteros, los encargados de la dirección deportiva e incluso del departamento de comunicación, todos absolutamente todos son unos profesionales como la copa de un pino, y no dudo que todos en su trabajo buscan lo que creen que es mejor para el Madrid… pero hay decisiones como éstas que se me escapan de las manos. Quizás por ello, en lugar de directivo de un club, yo sólo soy un simple periodista enamorado del deporte como prácticamente el resto de los 40 millones de españoles. Pero precisamente por ello, tengo que entender también que haya gente que no me crea cuando les cuento lo bien que funciona La Fábrica.