Durante este día de partido nos podemos encontrar en nuestra carpa, situada entre el puente de las Flores y el de Calatrava, en el antiguo cauce del Túria, para ir calentando motores. Allí desde las 10,00 de la mañana y hasta las 20,00 horas de la tarde tendremos nuestro refugio espiritual. Nos acompañará además una réplica de la Diosa Cibeles, para que podamos ir ensayando con lo que puede ser la gran celebración al finalizar el encuentro. Esta carpa será un punto de encuentro de todos los madridistas que vengan de cualquier rincón de toda la geografía española. Desde los 14,785 socios que disfrutan de una entrada, entre los cuales no podemos olvidar a las peñas que disponen de unas 2.900 entradas aproximadamente.
Hay que alzar la voz bien alta y afinar las gargantas, ya que da la casualidad de que el eterno rival tiene su hotel de concentración a pocos metros de esta carpa. Hay que forzarles a que se pongan los cascos para que no nos escuchen. Y aún así si les llegan nuestros cánticos como una música de fondo, mucho mejor.
El ambiente va a ser parecido al del clásico. Mejorado seguro. En donde todos los integrantes de la gran familia blanca, desde los socios, pasando por los casi 3.000 peñistas, aficionados y simpatizantes. Nos vamos a dejar el alma para aupar al Madrid hasta la victoria final.
Este no es un partido más. Es un partido especial por todo lo que representa. Les vamos a enseñar de lo que es capaz el Real Madrid y sus aficionados. Hay que darles una lección de pundonor, para que más de uno y de dos se traguen sus análisis posteriores al clásico. Vamos a ganarles sin complejos. Y sobre todo, sin hacer la táctica que ellos quieran. Sólo faltaría que hiciésemos y jugásemos como a ellos les de las gana. ¿Quiénes son los prepotentes ahora?. Se piensan que son Dioses, y de momento en Valencia sólo veo a una divinidad. A nuestra Diosa Cibeles, preparada con los brazos abiertos para que le ofrezcamos el título.
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