Sembrando el pánico

No hay lugar para las especulaciones en un equipo que ha crecido en todos los ámbitos del juego





El pulso que a priori mantendrá el Real Madrid con el Barcelona exigía un inicio de esta índole. Muchos no confiaban en un equipo, que al menos en cuanto a nombres propios se refiere, presentaba hoy muchas similitudes con el once base de la temporada pasada. Pero los futbolistas han crecido y eso es un factor clave.

Obviaremos la línea defensiva, que prácticamente no se ha visto exigida en ningún momento por el Zaragoza. Y es que el Real Madrid cuenta en su haber con una ventaja enorme: los rivales comienzan temerosos y en ese preciso instante es cuando los de Mourinho comienzan a verse ganadores del partido.

Algunas secuencias del pasado nos llevan a recordar a un conjunto que no ofrecía tránsito en su juego. La evolución de este segundo proyecto del luso se manifiesta en ese detalle: ahora el balón se mueve con rigor en el medio del campo. Los jugadores han aprendido a elaborar las jugadas de peligro de una manera inteligente. Xabi Alonso se ha erigido en el comandante que tanto tiempo llevaba esperando el madridismo.

Karim Benzema da cada vez más motivos a su míster para que se mantenga firme en su decisión. Los movimientos poco ortodoxos de la temporada pasada han dejado lugar a una agilidad mental que ayuda en gran medida al buen hacer de sus compañeros. Sus virtudes van mucho más allá del simple anotador: desmarques, visión de juego, rapidez.


Y qué decir de Cristiano Ronaldo. Su irrefrenable deseo de hacer historia en el fútbol mundial le hacen ser una pieza clave en este equipo. Da la sensación de que marca los goles por inercia, esa inercia ganadora que se ha instalado en el equipo y que no tiene visos de diluirse en un futuro próximo.