No es otro que Pepe. El mismo que el año pasado protagonizó las semifinales de la Liga de Campeones tras una expulsión que rompió todos los esquemas y varió completamente el destino de la historia. Porque, no lo duden, con Pepe sobre el campo, ésta habría sido bien distinta. Las ausencias de Arbeloa y Khedira han dejado un vacío en el previsible once de Mourinho que deberá llenar el central portugués. Esta vez sí habrá trivote, o triángulo de presión alta, como lo quieran llamar. Lo más probable es que Lass se traslade al lateral derecho y que Coentrao y Pepe acompañen a Xabi Alonso en la medular. En ese caso, Varane, Albiol o Carvalho (quién sabe en qué momento puede volver) formarían pareja de centrales con Sergio Ramos, intocable en ese eje de la zaga. Aunque Mou siempre podrá sorprendernos.
Sea como sea, la presencia de Pepe en la medular garantizaría a los blancos un mayor despliegue defensivo que, queramos o no, es fundamental para poder hincarle el diente a los azulgrana. Jugando así se ganó la Copa del Rey, y jugando bien al fútbol. Creo que Pepe es la principal baza de Mourinho de cara a estos cuartos de final, una eliminatoria clave para la moral del equipo y de la afición. Por tercera vez en apenas ocho meses, blancos y culés se verán las caras a doble partido: Liga de Campeones y Supercopa forman hasta el momento un global en el que, siendo justos, el Madrid no ha sido tan inferior como se nos quiere hacer creer. En la Champions, sólo la expulsión de Pepe decantó la balanza y en la Supercopa el Madrid mereció ganar en los dos campos. Ahora, de cara a la Copa, si hay un favorito es el Barcelona, siendo también justos. Los resultados en los duelos directos son los que son, y no se pueden negar. Pero que nadie ningunee a este Madrid, que tendrá mucho que decir en la eliminatoria.
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