Es evidente que el equipo blanco es el mejor equipo del mundo y siempre está sometido a la crítica ya sea deportiva o social, pero de un tiempo a esta parte, criticar al equipo merengue se ha puesto más que de moda. Sino es Mourinho, es Cristiano , o sino el trivote o la suplencia de Ramos, el caso es que la palabra crítica y Real Madrid están condenadas a ir unidas por el resto de los días.
El mejor ejemplo se está produciendo esta semana; ni siquiera el partidazo y la victoria ante el Manchester City, ha aplacado los ánimos de una prensa que se mueve más por intereses empresariales y mediáticos que por la razón deportiva. Así, si hay que llamar a Mourinho "rácano" aunque el Madrid tire 30 veces a portería se hace, cueste lo que cueste. Es mejor no apearse del burro, antes que reconocerle los méritos al entrenador portugués.
De un tiempo a esta parte, el pensamiento único se ha apoderado del sector periodístico español. Únicamente parece permitido que los equipos desplieguen un fútbol de toque, de combinación al estilo selección española o Barcelona, y ni siquiera sirve meter 121 goles y hacer 100 puntos, consiguiendo una liga que quedará para los anales de la historia. Pase lo que pase, Mou seguirá siendo un entrenador defensivo por los siglos de los siglos.
El trivote ante el Manchester City fue motivo de 'mofa' por parte de muchos periodistas que parecen saber más de fútbol que la persona que se sienta en el banquillo merengue, que lleva, ni más ni menos, que siete ligas y dos champions, entre otros muchos títulos. Un auténtico coleccionista de títulos, que no tiene el beneplácito del púlpito periodístico.
Y ahí no queda la cosa; mientras en Barcelona, el entrenador tiene manga ancha para realizar las rotaciones en la alineación que estime oportunas, en el seno blanco, Mourinho parece estar obligado a pedir opinión a ciertos medios de comunicación. ¿Acaso Sergio Ramos no puede ir al banquillo al igual que cualquier otro miembro de la plantilla? ¿Por qué en Barcelona se permite y en Madrid no? Son preguntas sin respuesta, que muchos nunca llegaremos a entender, pero que al parecer son intrínsecas a la palabra Real Madrid.
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