"Ha vuelto a poner orden en ese puzle de circunstancias en el que se había convertido la zaga blanca con su baja y con la de Marcelo"
Bien es cierto que con todo el jaleo que se formó en el post partido del Levante – Real Madrid, y la anestesia que siempre supone para los clubes las convocatorias de las selecciones nacionales, apenas se ha hablado de ello, pero me gustaría destacar, ya que muy poca gente lo ha hecho, el buen papel de Coentrao en el partido ante el Levante, y lo que ello supone de cara al futuro más inmediato en el Real Madrid.
Que Coentrao vuelva a estar disponible significa muchísimas cosas. La primera es que el Real Madrid vuelve a jugar con un zurdo en esa posición, un especialista en dicha zona del terreno de juego, algo que ni Essien ni Arbeloa, por mucha profesionalidad que ofrezcan pueden dar. La segunda, es que el equipo vuelve a tener a todas sus piezas defensivas en orden: Ramos vuelve a ser central y Arbeloa lateral derecho, con lo que eso supone a la hora de mejorar la línea de atrás. Y la tercera es que, a pesar del penoso estado del terreno de juego, yo a Coentrao le vi bastante bien el Ciudad de Valencia. Corrió bien la banda, intentó algún que otro regate con éxito y estuvo solvente físicamente para haber estado tanto tiempo sin jugar. Y eso que, como digo, el césped tampoco estaba para permitir el enjuiciamiento técnico de los jugadores, pero Coentrao estuvo bastante aseado para ser un jugador recién salido de una lesión.
Personalmente, a mí me gusta más Marcelo que Coentrao. Es cuestión de gustos y preferencias, pero eso no significa que el portugués sea un ‘paquete’ o un ‘inútil’, adjetivos con los que se le ha calificado en más de una ocasión desde distintos frentes, tanto periodísticos como anónimos. Coentrao es un buen lateral izquierdo, que había dejado huérfana una zona del terreno de juego que, con su vuelta, el Real Madrid ha recuperado (yo hubiera probado a Casado, el lateral del Castilla, pero ese es otro debate). Y lo que es más importante, ha vuelto a poner orden en ese puzle de circunstancias en el que se había convertido la zaga blanca con su baja y con la de Marcelo. Ahora, con una disposición clásica, y con los jugadores ocupando su lugar natural, el Madrid vuelve a contar con una defensa no necesitada de parches ocasionales.
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