Real Madrid, un equipo con mayúsculas

En el Camp Nou, el equipo madridista recuperó las sensaciones de la temporada pasada


cuandonohaya

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Bajo la presión de jugarse dos títulos en apenas una semana, el equipo de Mourinho dio lo mejor de sí mismo. Las caras en el túnel de vestuarios demostraban que el Madrid se jugaba algo más que una Copa del Rey; los madridistas querían demostrar que seguían siendo el equipo que enamoró la temporada pasada, y bien que lo consiguieron.

Salvo los primeros dos minutos de partido -fue el único momento en el que apareció Messi-, la capacidad de control que tuvo el Real Madrid fue absolutamente espectacular. Mourinho tejió una 'tela de araña' de la que el Barcelona no pudo escapar. Iniesta, Xavi y Cesc, caían una y otra vez en la trampa, y no conseguían que el juego azulgrana fluyese ante la portería de Diego López. Mou lo había conseguido. El Barcelona estaba bloqueado.

El portugués apostó por un equipo lleno de talento, pero también plagado de trabajo. Di María -indiscutible para el luso-, se pegó una auténtica 'paliza' para ayudar a Arbeloa; Khedira y Xabi Alonso se juntaban con los centrales para no dejar espacios entre líneas, y Coentrao realizó probablemente su partido más serio en defensa desde que es futbolista del equipo blanco.


Todo ello, no hubiera tenido sentido sin 'pegada' en el marco contrario. Cristiano dio una nueva lección de eficacia goleadora. Sus números ante el Barcelona -8 goles en los últimos 7 clásicos- demuestran que estamos ante un 'ser superior' del fútbol. No exageramos si decimos, que CR7 ya está entre los cinco mejores jugadores de la historia del Real Madrid, y eso, en este club, es mucho decir. El de Madeira convive ya por historia y por goles con astros como Di Stéfano, Raúl, Gento o Amancio. Sólamente, le falta engordar el palmarés de títulos para convertirse en el más grande.

El triunfo, el pase a la final, y la demostración de poderío como equipo, deben servir como 'acicate' para llegar a Old Trafford con la moral por las nubes. Enfrente, habrá un rival muy distinto, que cederá la pelota y el espacio, y al que no le importará vivir 90 minutos agazapado en su área. Pero el Madrid ha demostrado que puede con todo, y el 'Teatro de los Sueños' no puede ser una excepción.