Tras ver lo que tuvo que soportar Casillas el sábado en Mestalla, cada vez está más claro que algunos aficionados recurren al fútbol para dar rienda suelta a su mala educación y poca deportividad. Insultos y vejaciones como los vividos por el guardameta madrileño no deberían aceptarse por parte de los organismos competentes, ya que el deporte sólo debe entenderse en fomento del respeto y el compañerismo.
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