Se acaba el circo







El culebrón Robinho tiene fecha de caducidad. Hasta Cristal y Falcon Crest tuvieron un final, y sólo habrá que esperar unas horas para saber qué es lo que hace el club blanco con el brasileño. Por muchas ruedas de prensa que convoque el carioca el Madrid tiene sobre la mesa una importante decisión que tomar y unas horas por delante que serán determinantes. A las doce de la noche se cierra el plazo en toda Europa para incorporar y traspasar jugadores, y de ello vivirán pendientes todos los grandes clubes del continente.

En el caso Robinho, el club madridista bien puede ser fiel a sus valores y a esa vitola de club señor, dando carpetazo al caso dando la carta de libertad a Robinho independientemente de la oferta del Chelsea. Otra opción que tiene Calderón es apurar las horas y forzar al Chelsea a subir su ofrecimiento económico para sacar el mayor margen sobre la venta de su jugador (recordemos que costó 26 millones de euros hace tres años). Quizá las más drástica de las decisiones que tiene la directiva blanca en las manos es mantener al jugador si la oferta no convence y ver si éste realmente aguanta un año en la grada.

A Robinho no le quedan más tuercas que apretar, su decisión está bien clara, pero cabe recordar que se deberá plegar a la decisión del club que le pague, que para eso se firman los contratos.

Especialista en incorporaciones de última hora

Hasta las doce de la noche todo puede pasar, más si hacemos caso a los últimos años en los que los madridistas se han caracterizado por hacer llegar los transfers de fichajes sobre la hora. Tales fueron los casos de Sergio Ramos o de de Ronaldo, que no se resolvieron hasta minutos antes de que la Liga cerrara las listas definitivas.



Tras las confirmaciones de que Joaquín se quedará en el Valencia, y de que Quaresma ha fichado por el Inter de Mourinho, el Madrid aún guarda alguna opción en la recámara con independencia de lo que haga con Robinho. Calderón esconde sus cartas, asegurando por activa y por pasiva que la plantilla está cerrada. Una estrategia para cubrirse las espaldas ante las frustradas negonegociaciones por algunos jugadores este año.

No obstante, el club tiene dinero en caja, con el mayor presupuesto de su historia (400 millones de euros), y más si cabe tras los traspasos de Baptista, Soldado y Granero.

Se necesita un atacante, como quedó patente en el partido de ayer en Riazor: la dirección deportiva no ha descartado definitivamente a Villa, más cuando es la absoluta prioridad de Schuster. El sevillista Diego Capel es otra clara opción que se maneja debido a su accesible cláusula de 16 millones y su magnífica proyección.

Unas horas más, y pondremos nombre a este parto que pesa más que uno de nueve meses.