El Real Madrid llegó tarde al partido y perdió la Supercopa

El Real Madrid llegó tarde al partido del Calderón. Esto no significa que el autobús se equivocara de ruta y se perdiera por las calles de la capital, sino que en apenas dos minutos se vio que el equipo de Ancelotti había entrado frío al partido. Demasiado frío. Tanto que cuando el equipo blanco se quiso dar cuenta ya estaba perdiendo. Y de la forma más arcaica y previsible, por cierto.

Un pelotazo del portero local, Moyá, con un toque de cabeza de Mandzukic, un segundo también de testa de Griezmann y un remate del primero a la red de Casillas. Hay que decir que los dos centrales del Real Madrid perdieron sus duelos aéreos y eso les costó caro. Muy caro.

A partir de aquí, el partido entró en el estilo Atlético. Juego sucio, muchas interrupciones, poca continuidad en el juego y muchas faltas. Ahí se movía como pez en el agua el equipo local. Sin embargo, a Simeone se le fue la mano con las protestas al árbitro y acabó expulsado. De hecho, se permitió el lujo de pegarle dos golpes en la cabeza al cuarto árbitro y de aplaudir a los colegiados. Una situación esperpéntica y que debería tener una sanción ejemplar.

Curiosamente, después del desbarajuste montado por Simeone, el Real Madrid mejoró. El Atlético ya no llegaba a la presión del balón con tanta comodidad, y ahí empezaron a dejarse ver Modric, Kroos y James. También Carvajal, de lo mejorcito del equipo penetrando como un cuchillo por la banda derecha.

James Rodríguez tuvo tres grandes ocasiones para poder haber nivelado el partido. En la primera, con un remate abajo con la izquierda desde dentro del área que le sacó Moyá. En la segunda tuvo un remate de cabeza que no se marchó muy lejos del palo izquierdo de la meta rojiblanca. Y la tercera fue un remate colocado con la izquierda que también besó el poste. Tampoco atinó con su opción Gareth Bale, que tras recibir de James, no pudo completar la jugada a la perfección porque su lanzamiento con la zurda se marchó desviado. Así terminaba la primera parte, con la sensación de que el Real Madrid había perdonado al Atlético y de que estaba perdiendo por haber llegado tarde al partido. Aun así, había 45 minutos para cambiar el decorado de la final.

Un panorama que no se voltearía a pesar de que el Real Madrid no tiró la toalla en ningún momento. Ancelotti sacó a un mermado Cristiano Ronaldo y retiró a Kroos del terreno de juego. Ahí sufrió el equipo blanco durante los primeros minutos del segundo acto al perder fuerza en el centro del campo. James pasó de ser delantero a centrocampista, y la ‘BBC’ volvía a formar arriba, aunque en esta ocasión no cazaría ninguna presa.

Y es que a pesar de que un gol blanco hubiera mandado el partido a la prórroga, el Real Madrid no se acercó a esa diana salvadora. Sus mejores minutos ya habían pasado, y aunque Carvajal no dejó nunca de intentarlo, el equipo de Ancelotti no encontró esa vía goleadora que hubiera mandado el partido a la prórroga. Un toque de atención para un Real Madrid que ya sabe que tiene que ponerse las pilas porque al campeón de Europa todos le tienen ganas.