El mediapunta era perfectamente consciente de que su entrenador lo estaba pasando mal, pues la madre de Pekerman, Raquel Krimen, había fallecido solo unas horas antes en Buenos Aires. Sin embargo, el técnico no dejó a su selección y se sentó en el banquillo para dirigirla en el partido ante Canadá, por lo que James Rodríguez no lo dudó y corrió para celebrar con él el tanto que les daría la victoria a la postre. Ambos se fundieron en un emotivo abrazo que plasmó la magnífica relación y sintonía que hay entre el 'crack' cafetero y uno de sus grandes mentores.
Y es que James sólo tiene buenas palabras cuando habla de José Pekerman. Hace unos días el madridista señalaba que el técnico sabe cuál es la posición en la que él le gusta jugador y donde mejor rinde, por lo que su entendimiento es total tanto dentro como fuera del campo. Su relación va más allá de lo profesional y demuestra que entrenador y jugador también pueden llegar a ser amigos, algo que en el caso de James es bastante fácil que ocurra por la personalidad afable del reciente fichaje merengue.
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