Salto con De la Red

El canterano debutó como titular en Liga y fue básico para el triunfo blanco en El Sardinero (0-2). Van Nistelrooy sentenció un partido en el que volvió a brillar Higuaín, otra vez decisivo





0-2 en Santander, y dejando buenas sensaciones en un partido áspero y en el que el césped era un campo de minas. El Real Madrid, de la mano de un gran De la Red, de la puntería de Van Nistelrooy, de su solidez defensiva y de las genialidades de Higuaín, se puso el mono de faena ante el Racing para sumar su segunda victoria consecutiva en la Liga, aunque dejó un regusto amargo en las filas blancas: se lesionó Guti casi al filo del descanso y eso es una malísima noticia de cara a la maratón de partidos que les espera en los próximos días.

Se lo contábamos en la previa: Robben y Van der Vaart tenían serias posibilidades de quedarse fuera del once titular, el primero por cansancio y el segundo porque aún necesita asimilar el sistema de juego blanco, para dar entrada a Higuaín. Lo que nadie se esperaba, ni siquiera el Racing, es que Schuster decidiera la misma mañana del partido sentar a los dos para que, además del Pipita, jugase De la Red. Y esa medida benefició el juego del Madrid en la primera media hora de partido.

Porque el balón fue blanco, aunque sin excesiva mordiente, y la presión también. El Racing no sabía cómo superar la maraña defensiva madridista, muy bien plantada, y apenas rondaba el área de Casillas. De la Red le dio mayor solidez al centro del campo y a la salida del balón mientras que Higuaín demostró que está en un gran momento: cada balón que tocaba llevaba escrita la palabra peligro. Precisamente una internada del Pipita por la derecha en la que se fue de Serrano y Christian Fernández propició la primera ocasión blanca, pero el argentino eligió centrar al área pequeña, a Raúl, y no al punto de penalti, donde Van Nistelrooy llegaba desde atrás en solitario. Agua.

Agua también fue la siguiente ocasión, un zambombazo de De la Red desde la frontal en jugada ensayada que desvió Toño a córner, pero el Madrid, sin ningún agobio y soportando la presión del público racinguista, inventándose fantasmas arbitrales por doquier, dominaba el encuentro. Precisamente el árbitro se tragó un penalti escandaloso cometido sobre Diarra, cuando un zaguero empujó en el salto al malí cuandio iba a rematar: Djilla arrolló en su vuelo inducido a otro defensa y Pérez Lasa, con los pantalones menos sobaqueros que de costumbre, señaló falta del africano: no se lo comió porque con un pincho a Djilla sólo le entra más hambre.

A partir de la media hora, el Racing logró estirarse algo más, en una chilena inverosímil de Pereira en una jugada de carambola que sacó Casillas con la rodilla y con un mal control del mismo jugador cuando podía plantarse en solitario ante la meta madridista. Tampoco era para asustar, lo único que puso de los nervios a la afición blanca fue la lesión de Guti, que dejó al catorce fuera de combate justo antes del pitido que mandaba a los protagonistas al vestuario.

Unos vestuarios en los que a los jugadores del Racing les debieron de dar chiles y tabasco, porque salieron al campo encendidos. Cada jugada era un aluvión de protestas a Pérez Lasa, quien poco a poco empezaba a empequeñecerse tras una primera mitad más o menos aceptable. Tras una falta botada por Colsa en la que los racinguistas reclamaron mil y un penaltis, el balón le acabó llegando a Higuaín, quien cogió su fusil y se fue a la guerra. Como el caballo de Atila, el Pipita dejó la banda derecha hecha un solar, pero de la velocidad que lelvaba: burló a Christian Fernández como si éste fuera a bordo del R28 de Fernando Alonso y él en un Ferrari, llegó al área, pasó el balón a De la Red y éste fusiló a Toño.

El gol fue otra banderilla de fuego para el Racing, que cansado tal vez no acabó el partido, pero afónico de protestar todo lo protestable, seguro. Los de Muñiz siguieron intentándolo, con más corazón que acierto y con las ideas igual de espesas que una quesada, ni la entrada de Tchité por Valera, con el fin de dotar de más velocidad a las ofensivas racinguistas, surtió efecto, excepto en un cabezazo que se fue a la izquierda de Casillas. Pero tanta sobreexcitación no llegó a la zaga de los de Muñiz. Van Nistelrooy controló un balón dentro del área cántabra marcado por César Navas, miró la posición de Toño, el defensor le concedió dos palmos de espacio, buscó el hueco y sentenció el encuentro. Otra vez a la contra, pero eso también suma.

Van der Vaart, que pasó inadvertido (le está costando acoplarse a lo que demanda Schuster), salvó bajo palos otro cabezazo de Tchité, y una carambola tremenda salvó al Madrid del primer tanto local con medio equipo despejando pelotazos desde dentro del área pequeña y hasta Gonzalo Colsa despejando balones bajo la raya a favor del Madrid, de nada, chato. Saltaron Robben (a quien Marcano le hizo un penalti de manual en el 84") y Saviola (que por fin debutó en Liga) y el partido se acabó. Fue un salto al vació, pero con De la Red, con Van Nistelrooy, con la mejor zaga de Europa y con Higuaín. Y así sí se puede.

LA FICHA DEL PARTIDO

0 - Racing: Toño; Pinillos, César Navas, Marcano, Christian Fernández; Valera (Tchité 67"), Lacen (Luccin 58"), Colsa, Serrano (Gonçalves 77"); Juanjo y Jonathan Pereira.

2 - Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; De la Red, Diarra, Guti (Van der Vaart 45"); Higuaín, Van Nistelrooy (Saviola 85") y Raúl (Robben 69").


Goles

0-1 (54"): Maravillosa contra madridista tras una falta racinguista botada por Colsa. El balón le llega tras un barullo tremendo a Higuaín, quien mete la directa, burla a Christian en velocidad y, tras 60 metros de carrera, centra a De la Red, que fusila a Toño.

0-2 (73"): Van Nistelrooy controla ante César Navas, mira la posición de Toño, busca el sitio ante el zaguero y lanza un derechazo al palo corto que supera inapelablemente al meta racinguista.


Árbitro: Pérez Lasa, del colegio vasco. Amonestó a Heinze (24") por una falta sobre Valera, a Higuaín (35") por tirarse ante Toño, a Cannavaro (42") por derribar a Pereira, y a Van der Vaart (90") tras derribar a Luccin.

Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. No se llenó: unos 21.500 espectadores sobre los 22.500 que caben en el recinto santanderino. Severiano Ballesteros vio el encuentro desde el palco.