El malagueño demostró personalidad desde el primer minuto de juego; se le vio concentrado, trabajador, sin complicarse y haciendo lo correcto en cada momento. Nunca pecó de ‘sobar' el balón en demasía y su calidad para tocar y salir volvió a ser latente.
Pero si buena fue su distribución de balón, sencillamente espectacular fue su trabajo defensivo. Isco fue el futbolista blanco que más balones ‘robó' en Éibar. Nada menos que 12. No, no se trataba de Sami Khedira ni siquiera del típico ‘stopper' que siempre suele actuar por delante de la defensa. Se trata de un jugador que ha virado su mentalidad completamente para ser cada vez más importante en el Real Madrid.
El del Arroyo de la Miel se ha convencido que para jugar habitualmente en el Madrid no vale solamente con ser un crack con el balón. Se exige sacrificio defensivo. Ya realizó progresos espectaculares en la posición de interior y en Eibar demostró que también puede defender como un ‘titán' siendo mediocentro. Desde luego, Ancelotti es el hombre ‘milagro'. Ha conseguido cosas que parecían completamente impensables...
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