En 2014, el Real Madrid ha ganado la Champions, el Mundial de Clubes, la Supercopa de Europa y la Copa del Rey. Y lo ha hecho con Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Benzema, Sergio Ramos, James, Kroos, Isco... y un etcétera de jugadores que el club blanco fichó, como dirían los detractores madridistas, a golpe de talonario. ¿Y qué? A base de paciencia, de dar retoques al equipo y de apostar por el entrenador adecuado, el Real Madrid ha terminado consiguiendo el objetivo y convirtiéndose en un grupo casi invencible.
El fichaje de Bale supuso el comienzo de las renovadas críticas a la política de Florentino Pérez. Muchos acusaron al presidente de fichar jugadores que vendían camisetas en lugar de fichar talento para el campo. El galés marcó en tres de las cuatro finales conquistadas en 2014 por el Real Madrid, callando bocas a ritmo de vértigo. Más de un demagogo pretendía hacer ver al aficionado que los excesos de Florentino no eran necesarios. Sin embargo, el presidente del club blanco no escuchó a los agoreros y consiguió hacer de la entidad una máquina de hacer dinero al tiempo que una máquina de ganar.
El Real Madrid tiene que ganar, tiene que jugar bien y al mismo tiempo debe producir dinero, llenar estadios y vender su imagen al mundo. Santiago Bernabéu fue el precursor de esta idea, que Florentino Pérez ha adoptado y adaptado al fútbol moderno. El presidente ficha a los mejores y les saca rendimiento a todos los niveles. El tiempo ha dado la razón a Florentino Pérez y el Real Madrid es en la actualidad un equipo con una inmejorable salud en todos los sentidos.
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