El centrocampista se ha convertido en un jugador prácticamente imprescindible para el italiano. Desde un primer momento el entrenador le cambió su posición natural e intentó adaptarle al puesto de interior, donde él prácticamente no había jugado nunca. Así, al principio le costó el cambio, pero poco a poco fue modificando su estilo de fútbol para amoldarse a lo que necesitaba el equipo de él. Y el resultado fue un James Rodríguez totalmente renovado, mucho más sacrificado por el bien del grupo y con una enorme capacidad para hacerse omnipresente por todo el campo.
En consecuencia, su progresión está siendo tan positiva que Ancelotti ni se plantea darle descanso actualmente. Únicamente la lesión que se produjo en diciembre pasado ante el Celta de Vigo le dejó fuera del equipo durante un par de semanas. Pero por fortuna de la misma se recuperó prácticamente en un tiempo récord, por lo que incluso llegó a tiempo de ser titular en la final del Mundial de Clubes de San Lorenzo y desde ahí nadie le ha podido mover del once. Por eso este sábado ha vuelto a figurar en el equipo inicial y ha tenido la oportunidad de jugar su partido número 30 como jugador madridista. Una cifra que ya es bastante respetable, pero que promete palidecer ante la que seguramente acabe alcanzando a lo largo de su carrera como futbolista merengue.
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