Pablo Laso tiene el equipo donde quería. El baloncesto es un deporte donde la regularidad cuenta, pero no a nivel de títulos, ya que lo importante se decide en unas pocas semanas. Si el año pasado el Real Madrid comenzó como un tiro la temporada y la terminó machacado físicamente y perdiendo las finales de ACB y Euroliga, este año el equipo empezó flojo y poco a poco ha ido encontrándose con su mejor versión, a falta de un mes escaso para la disputa de la Copa del Rey.
Poco a poco, los nuevos se han ido acoplando a la forma de jugar del equipo, la plantilla ha encontrado un buen nivel de forma y la intensidad se corresponde con las exigencias de un equipo como el Real Madrid. La segunda parte ante el Gran Canaria o la paliza al Panathinaikos en Euroliga hace unos días son buenos ejemplos de cómo deben jugar los blancos. Buen baloncesto, con garra, con intensidad y con acierto. Y si lo último no puede ser, al menos que no se le pueda achacar al equipo que no ha dado la cara a nivel de ambición.
Sin embargo, es evidente que al Real Madrid todavía le queda mucho trabajo por delante. En unas semanas, los blancos tienen el objetivo de reeditar la Copa del Rey, el primer título de la temporada. Pero el gran objetivo es conseguir la Euroliga, cuya Final Four se disputa en Madrid este año. Por el momento, la mejor cara del equipo blanco se ha visto en Europa, pero lo que importa realmente es que poco a poco los de Laso van jugando buen baloncesto y van acoplándose. Quizá para final de curso podamos disfrutar de la versión más brillante de este Real Madrid, sería una gran noticia de cara a la lucha por los títulos tanto a nivel nacional con la Liga Endesa como a nivel internacional con la Euroliga.
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