El Real Madrid no compareció al derbi

Después de un comienzo de partido con dominio de posesión del balón del Real Madrid, lo cierto es que cuando el Atlético decidió cambiarle la marcha al encuentro los blancos no encontraron el acelerador. Los tres delanteros merengues estaban desconectados del resto del equipo, y el centro del campo merengue no daba para contener a los cuatro centrocampistas locales. De hecho, el 1-0 fue obra precisamente de uno de los componentes de la medular rojiblanca, Tiago, que llegó desde atrás para chutar demasiado solo desde la frontal del área. Bien es cierto que Casillas estaba tapado, pero era de esperar una reacción por su parte más ágil y decidida para sacar el balón.

Con el golpe todavía bien caliente, el Real Madrid volvió a ver cómo una nueva superioridad desde atrás le dejaba colgado. Una llegada de Siqueira desde la banda izquierda, en la que dejó a Carvajal atrás, terminó con un pase que remató Saúl en chilena a la red de la portería de Casillas. Sólo habían pasado 18 minutos de partido y el Real Madrid no solo no había aterrizado en el derbi, sino que tenía la complicadísima misión de tener que marcar al menos dos goles para puntuar en el Calderón.

Sólo fue en la recta final de la primera parte cuando los blancos se dejaron ver en las inmediaciones del área atlética. Algún intento de Benzema desde fuera del área, más algún centro esporádico al área de Moyá fueron su balance. Muy poco. Lo cierto es que el descanso demandaba una llamada al orden de Ancelotti reclamando más intensidad y ganas de sus hombres.

El paso por los vestuarios tampoco es que permitiera un lavado de cara del Real Madrid. El partido siguió por los mismos derroteros, con el equipo blanco demasiado lejos de la portería del Atlético de Madrid. Moyá pasaba a ser un espectador de lujo, pues ni Bale ni Cristiano Ronaldo ni Benzema conseguían generar peligro alguno.

El Atlético de Madrid vivía demasiado cómodo ante un Real Madrid sin ideas. Y es que hacía mucho tiempo que no se veía al equipo de Ancelotti tener tan poco dominio de un partido, seguramente desde aquella nefasta noche en Dortmund en la que el Real Madrid se dejó un pedazo de la Champions League.

Para colmo de males, a nivel defensivo el equipo blanco tampoco estuvo fino. Varane se vio superado en demasiadas ocasiones por los delanteros locales. El mejor reflejo de que el Madrid no estuvo nada bien atrás fue el 3-0, obra de Griezmann, en el que a Carvajal le ganaron por arriba la primera jugada y a Varane la prolongación en el segundo palo. El partido estaba sentenciado.

En la recta final del encuentro, el Real Madrid certificó su 'día negro' en el minuto 88 con un gol de Mandzukic de cabeza que puso el difinitivo 4-0. Fue la rúbrica a una tarde para olvidar, de la que los jugadores no estarán orgullosos, y en la que el madridismo sufrió como hacía tiempo que no le tocaba. Eso sí, aunque hoy es un día de 'fusilamientos', el Real Madrid sigue líder de la Liga.